Pocos santos hay tan famosos como San Lorenzo. Además de ser el patrón de Huesca, y de ser el motivo de celebración de las fiestas grandes de la capital de Alto Aragón, este santo da nombre a la lluvia de estrellas que caen en torno a su festividad, conocida como ‘Lágrimas de San Lorenzo’.

Incluso Felipe II construyó un monasterio con forma de parrilla y bajo la advocación del santo, el monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Más allá de ser el patrón de Huesca, San Lorenzo es uno de los santos más famosos del catolicismo desde hace muchos siglos.

HUESCA FUE SU CIUDAD DE NACIMIENTO

Según la tradición, Lorenzo nació en Huesca en el seno de familia pudiente. Fue enviado a estudiar a Zaragoza, y desde la capital aragonesa pasó a Roma, donde llegó a ser archidiácono de la ciudad.

De hecho, Lorenzo fue uno de los siete diáconos de Roma, o lo que es lo mismo, uno de los siete hombres más cercanos al Papa Sixto II. Se dedicaba a administrar los bienes de la Iglesia. En el año 257, el emperador romano Valeriano publicó un decreto de persecución en el que se condenaba a muerte a todos los que se declararan cristianos.

Fruto de ese decreto, el Papa San Sixto fue asesinado el 6 de agosto junto con cuatro de sus diáconos mientras celebraba una misa por orden del emperador. A los cuatro días, fue martirizado San Lorenzo.

Antes de ser martirizado en la Ciudad Eterna, y al ver que el final estaba a punto de llegar, Lorenzo, en calidad de administrador de los bienes de la Iglesia romana, vendió cálices, candelabros y otras piezas usadas en los cultos y los repartió entre los pobres.

El santo fue archidiácono en Roma

Cuando el emperador Valeriano le exigió la entrega de los bienes eclesiásticos, cuentan que Lorenzo acudió ante él con cuantos pobres y enfermos pudo reunir para decirle que esas personas eran los tesoros de la Iglesia.

El emperador montó en cólera, y el 10 de agosto de 258 ordenó torturarlo para acabar ejecutándolo asado sobre una parrilla, símbolo que caracteriza a este santo, y que fue la forma que Felipe II quiso darle al Monasterio que lleva su nombre en las cercanías de Madrid. La tradición señala que pese al intenso sufrimiento de la tortura, San Lorenzo mantuvo una asombrosa serenidad, rezando mientras se quemaba en la parrilla por la conversión de Roma y por la expansión del cristianismo por todo el mundo.

Tras estos hechos, el culto a San Lorenzo se extendió rápidamente por toda la cristiandad. En Roma, el papa Sixto XXX construyó en su recuerdo entre los años 432 y 440 la Basílica de San Lorenzo Extramuros, una de las cinco iglesias patriarcales de la Ciudad Eterna y de obligada visita para conseguir la indulgencia durante el Año Santo. Este templo acoge la tumba de San Lorenzo y parte de las reliquias de San Esteban, primer mártir cristiano.  

El culto a san Lorenzo se extendió rápidamente por toda la cristiandad; en España el poeta Prudencio le dedicó el himno segundo del Peristephanon (compuesto entre los años 398-405), lo que le valió una gran popularidad.

El poeta Pruedencio dice que el martirio de San Lorenzo sirvió mucho para la conversión de Roma porque la vista del valor y constancia de este gran hombre convirtió a varios senadores y desde ese día la idolatía empezó a disminuir en la ciudad.

San Agustín afirma que Dios obró muchos milagros en Roma en favor de los que se encomendaban a San Lorenzo.