Este rincón montañoso al norte de Huesca, cerca de la frontera con Francia, es una sinfonía de montañas imponentes y extensos prados que deleitan la vista con su belleza salvaje. En Ordesa, picos agrestes se mezclan con laderas vestidas de verde, desembocando en prados que ofrecen un sinfín de senderos para adentrarse en la naturaleza. El espectáculo visual abraza al caminante desde lo alto hasta lo más bajo.

En estos altos valles del Pirineo aragonés, donde la geografía accidental parece ocultarlos del mundo, el ser humano ha dejado su huella intentando adaptarse a este entorno. Se han construido puentes y caminos, se han trazado rutas, se ha cercado el ganado y se ha aprovechado el bosque para subsistir. Este terreno merece ser explorado, y hay opciones para todos, desde los principiantes hasta los expertos.

El parque natural de Ordesa y Monte Perdido, ubicado en la comarca de Sobrarbe, se divide en cuatro zonas: el valle de Ordesa, el valle de Pineta, el cañón de Añisclo y la garganta de Escuán. Sin embargo, el más famoso y visitado es el valle de Ordesa, aunque no podemos afirmar que sea el más hermoso, ya que sería desmerecer a los demás.

Independientemente de la experiencia en senderismo, desde los novatos hasta los expertos, hay rutas que ofrecen posibilidades maravillosas para todos. Todas estas rutas tienen un punto de partida común: el encantador pueblo de Torla. Desde allí, un servicio de autobús lleva a los viajeros al aparcamiento de Ordesa con una frecuencia de unos veinte minutos. Y desde allí, comienza la aventura.

Para aquellos que recién comienzan o viajan con niños, la Ruta de la Cola de Caballo es la opción perfecta. Esta ruta sigue el curso del río Arazas y se extiende a lo largo de aproximadamente ocho kilómetros y medio en cada dirección. El entorno es idílico, con un dosel de tilos, abedules y frescos que filtran los rayos del sol, creando una atmósfera mágica. A medida que se avanza, las cascadas, como la de Arripas, la de la cueva, la del Estrecho y las gradas de Soaso, aparecen ante los ojos, cada una más hermosa que la anterior.

Una vez que se llega a las gradas de Soaso, se divisa el imponente Monte Perdido al final del valle, señalando que el final está cerca. El último tramo es más suave y lleva al caminante al majestuoso salto de agua de la Cola de Caballo. En total, la caminata lleva alrededor de cuatro horas y media, con un ascenso de unos cuatrocientos metros desde los 1,330 metros de inicio a los 1,750 metros al final.

Otra opción es la Senda de los Cazadores, que es una variante de la Ruta de la Cola de Caballo. En esta ruta, el ascenso es inicial y luego se desciende. El comienzo puede ser empinado, pero la recompensa llega en el Mirador de Calcilarruego, que ofrece unas vistas asombrosas del valle. Luego, la caminata desciende suavemente por la Faja de Pelai hasta llegar al circo de Soaso, cerca de la cascada de la Cola de Caballo. El regreso puede ser por el sendero llano, lo que proporciona dos perspectivas diferentes del valle, con una estimación de tiempo de entre cinco y seis horas para la versión avanzada de la ruta.

Para los senderistas experimentados, la Ruta de la Faja de las Flores es la elección ideal. Esta ruta circular de quince kilómetros implica superar más de mil cuatrocientos metros de desnivel a lo largo de una estrecha franja montañosa. La Faja es un sendero llano que serpentea entre farallones verticales, y la de las Flores es la más espectacular y elevada.

Es importante destacar que la salida para esta ruta es diferente de las dos anteriores, ya que comienza cerca de la Casa Oliván, aproximadamente a un kilómetro del área de estacionamiento. El sendero incluye desafíos como las clavijas de Salarons, barras de hierro incrustadas en la piedra para facilitar el ascenso. Luego, el camino continúa ascendiendo entre las rocas, pasando por el Tozal de Mallo y ofreciendo vistas impresionantes.

La Faja de las Flores ofrece una perspectiva única del valle, pero la bajada implica descender por las clavijas, lo que agrega un elemento de vértigo a la dificultad física. Esta ruta lleva alrededor de ocho horas en promedio, con una vez kilómetros de distancia y un desnivel de 1.100 metros. Desde la Faja de las Flores, el valle se ve distante, brindando a los caminantes la sensación de volar sobre el parque, una experiencia verdaderamente única.

El valle de Ordesa ofrece rutas para todos los niveles de experiencia en senderismo, convirtiéndolo en un destino perfecto para disfrutar del otoño y explorar la belleza natural en su máxima expresión.