El Pirineo Aragonés está repleto de parajes de una belleza única que merece la pena conocer. Desde cascadas espectaculares a lugares con dólmenes de más de 8.000 años, además de valles que atraen a cada año a decenas de miles de visitantes, como el valle de Tena o el valle de Benasque. Lugares ideales para perderse y desconectar de la rutina diaria ahora que el verano ha comenzado.
Y si estás buscando un lugar para hacer una escapada en las próximas semanas, hoy te traemos una ruta fácil que aúna arte, historia y naturaleza, ideal también para realizar en familia por la duración y por el escaso desnivel: se trata de la ruta de las ermitas de Tella.
LA RUTA DE LAS ERMITAS DE TELLA
Esta ruta, situada a las puertas del Parque Nacional de Ordesa y Monteperdido, es un recorrido circular de una hora que recorre las ermitas románicas de Tella, atravesando parajes que son sencillamente espectaculares. La ruta comienza en la iglesia de San Martín de Tella, un pueblo famoso entre otras cosas, por su famoso dolmen, y por los aquelarres de brujas que se reunían en la zona, según cuentan las leyendas que se han transmitido de generación en generación.
Desde la iglesia del pueblo, seguiremos una senda que atraviesa una zona de bosque de pinos siguiendo señalizaciones que marcan el itinerario. La primera parada de la ruta será la ermita de los santos Juan y Pablo.
El templo, situado en un claro a las faldas de un saliente rocoso llamado Puntón de las Brujas (dicen que se reunían en este lugar) o Peña de San Juan, es uno de las más importantes de Aragón por su antigüedad, ya que se construyó en en el siglo XI por maestros locales. Fue consagrada en 1019 por el obispo Borrel de Roda de Isábena, y bajo el ábside hay una pequeña cripta rectangular a la que se accede mediante una escalera de siete peldaños.
Esta iglesia prerrománica está orientada hacia el este y es de pequeñas dimensiones, con una nave y cabecera ultrasemicircular, de herradura. Precisamente, este ábside con esta forma es la característica más singular del edificio, ya que solo podemos encontrarlo en el Pirineo Aragonés en la ermita de San Aventín de Bonansa.
Al margen de la parte histórica y artística, desde este lugar disfrutaremos de unas vistas increíbles del entorno, pudiendo ver por ejemplo la garganta de Escuaín, el valle del Cinca o el pico del Castillo Mayor. Una vez visitado el lugar, deberemos retroceder unos 100 metros para coger de nuevo la senda y llegar hasta nuestra siguiente parada, la Ermita de Nuestra Señora de Fajanillas.
Este templo fue levantado en el siglo XIII con una nave de planta cuadrada rematada por un ábside semicircular, y en el siglo XVI, se añadió la torre de planta cuadrada adosándola al muro norte. En esa época, este templo fue la iglesia parroquial de Tella. Y cada 1 de septiembre, se celebra una romería hasta esta ermita durante las fiestas mayores de la localidad.
Frente a esta, se levanta la ermita de la Virgen de la Peña, una ermita cuya fábrica actual responde al siglo XVI, aunque probablemente se construyó en el siglo XIII. Tiene una planta rectangular cubierta por una bóveda de medio cañón que está unida a la cabecera por un arco de medio punto. Sobre el arco de medio punto, hay una hornacina donde se encuentra la Virgen de la Peña.
Para acabar con la ruta, hay que volver de nuevo a la senda en dirección hacia Tella, concluyendo allí esta ruta circular que no presenta apenas dificultad.