Castro Urdiales, marinera y señorial a la vez, se levanta orgullosa en el límite de Cantabria con el País Vasco. Su larga historia se remonta a tiempos de los romanos, cuando era conocida como Flavióbriga, y durante siglos fue un importante puerto pesquero, ballenero y comercial.

Y precisamente, en torno a la zona portuaria de Castro tenemos una de las estampas más buscadas por los visitantes de la localidad: la imagen del puerto de esta villa marinera, con las pequeñas embarcaciones que suministran pescado y marisco fresco a los restaurantes y mercados de la región en primer término, y con la iglesia de Santa María emergiendo al fondo, es la imagen más típica de esta localidad cántabra.

La iglesia de Santa María es del siglo XIII, y es el monumento gótico más importante de esta comunidad autónoma. En el interior, destacan la imagen gótica de la Virgen Blanca, y el Cristo de la Agonía de Francisco de Zurbarán.

A la derecha del templo, se levanta la mole del castillo del siglo XII que fue ampliado en el siglo XIX para incorporar en 1853 un faro desde que dar señales a los marineros. En el exterior del castillo también se encuentran los restos de la antigua ermita románica de San Pedro, que datan del siglo XII.

Y más a la derecha todavía, peleando con los golpes de mar y con las fuertes olas del Cantábrico, llama la atención un puente medieval que tienen un único arco ojival, y que permite el paso a la ermita de Santa Ana.

Pero Castro Urdiales es mucho más… Es una villa que invita a pasear por su casco histórico, conocido como la Puebla Vieja, descubriendo rincones y el ambiente marinero, con sus casas populares, recorriendo calles como la de San Juan, Belén y Escorza, o la plaza del Ayuntamiento, una plaza con soportales repleta de terrazas y tascas y mesones.

Casa de los Chelines / Ayto. de Castro Urdiales

En la plaza destacan el edificio del ayuntamiento está rematado por una torre almenada con un reloj y el escudo de la villa, o la Casa de los Chelines, un edificio de estilo neogótico con influencias modernistas que fue declarado bien de interés cultural en 1991.

En el entramado urbano de Castro destacan también las casas modernistas de aires historicistas y regionalistas levantadas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX por los arquitectos Achúcarro y Rucabado, cuando la ciudad comenzó a convertirse en lugar de veraneo.

Tampoco hay que perderse el Paseo Marítimo, que recorre gran parte de la Castro desde el Parque de Cotolino, pasando por lugares como la plata Brazomar, el Chalet de Sutileza o el ecléctico Palacio-Castillo de Ocharán, antes de acabar en el Rompeolas.

También podemos visitar el muelle de Don Luis, donde hay un solarium ideal darse luego un baño en una zona de aguas tranquilas, o el Parque Amestoy, donde se encuentra la oficina de turismo. Estos jardines, situados junto al Paseo Marítimo y el Puerto, está rodeado de edificios como el de Salvarrey. Y desde allí hay unas vistas fantásticas de la Puebla Vieja. En el entorno también está la plaza conocida como el Parque de la Música.