El supercomputador Caesaraugusta IV, situado en la Universidad de Zaragoza, ha alcanzado un nuevo hito en el campo de la computación y la investigación científica con su reciente actualización.
Este avance tecnológico ha incrementado su capacidad hasta seis veces respecto a su rendimiento anterior, marcando un antes y un después en el desarrollo de fármacos, la elección de tratamientos médicos y el estudio de nuevos materiales para la industria.
Ubicado en el Instituto Universitario de Investigación de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza, Caesaraugusta IV se ha consolidado como un recurso de vital importancia para la comunidad científica tanto nacional como internacional.
La actualización, presentada este jueves, no solo multiplica por cinco o seis su capacidad previa, sino que también posiciona al instituto en un lugar destacado dentro del ranking nacional de centros de investigación, según palabras del director del BIFI, David Íñiguez.
Este supercomputador, equivalente a la potencia de 2.000 ordenadores convencionales, juega un papel crucial en la investigación moderna, especialmente en el campo de la farmacología. Tradicionalmente, los fármacos se diseñaban in vitro, un proceso lento y laborioso.
Sin embargo, con la ayuda de Caesaraugusta IV, es posible realizar millones de pruebas en cuestión de segundos, una velocidad de procesamiento que in vitro llevaría años.
El catedrático de Física Teórica de la Universidad de Zaragoza, Alfonso Tarancón, destaca la importancia de esta tecnología en la investigación actual.
La capacidad de realizar simulaciones computacionales a gran escala permite no solo acelerar el proceso de desarrollo de medicamentos, sino también aumentar significativamente la precisión y eficacia en la selección de los tratamientos más adecuados para diversas enfermedades.