El US Open, el único Grand Slam que ha tenido la distinción de ser disputado en tres superficies distintas, césped, tierra batida y pista dura, ha experimentado transformaciones notables a lo largo de su ilustre historia. Una de las evoluciones más destacadas fue el cambio en el color de la cancha, que pasó de un clásico verde a un audaz azul.

El Campeonato de Estados Unidos, que se remonta a sus humildes inicios en 1881, presentó una era de césped que perduró hasta 1974. En ese año, Jimmy Connors, con tan solo 22 años, se consagró como el último campeón en este antiguo terreno, venciendo a Ken Rosewall en una final memorable.

El torneo tomó un giro sorprendente en 1975 al adoptar la tierra batida como su superficie principal. Sin embargo, la tierra batida no logró mantener su prominencia, ya que solo tres años después, el US Open se transformó nuevamente, esta vez en una pista dura. Connors, una vez más, escribió su nombre en la historia al convertirse en el único tenista en ganar el torneo en las tres superficies diferentes.

El torneo continuó evolucionando, y en 2005, la cancha dio un salto visual al cambiar de verde a azul. Esta audaz decisión tenía como objetivo mejorar la visibilidad tanto para los espectadores como para las cámaras de televisión, ya que el azul absorbía menos luz solar y hacía que la pelota fuera más fácil de seguir.

Estos cambios y adaptaciones a lo largo de los años han consolidado al US Open como uno de los torneos más emblemáticos y con una rica historia en el mundo del tenis, donde la tradición se combina con la innovación en cada edición.

OTRAS CURIOSIDADES DEL US OPEN

El US Open fue el primero de los 4 grandes en jugar partidos nocturnos allá por el año 1975, llegándose a alargar los partidos hasta medianoche. Además, es el único en el que si se llega al quinto set, se desempata con un tie-break. Fue también pionero en el uso del Ojo de Halcón en 2018 y en imponer la norma de los 25 segundos entre cada servicio, medida que ha causado críticas y controversia entre los jugadores.

Ni la pandemia del coronavirus, ni la 1ª o 2ª Guerra Mundial han podido con el US Open, siendo el único Grand Slam que nunca se ha suspendido en sus más de 140 años de historia. Otra de las curiosidades que presenta el Us Open es que en caso de que una pelota salga de la pista, el aficionado afortunado tiene derecho a llevársela a casa como recuerdo, sin duda imborrable.