En el complejo entramado del mercado laboral español, un fenómeno desconcertante emerge con fuerza. A diferencia de otros países donde la escasez de mano de obra se alinea con bajas tasas de desempleo, en España ocurre precisamente lo contrario. A pesar de liderar las preocupantes estadísticas de desempleo en la Unión Europea, con una tasa del 11.6%, el país se encuentra ante un pico inusual de ofertas de empleo sin cubrir, estimadas en alrededor de 150,000, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Sin embargo, este número podría ser aún mayor, ya que medir con precisión esta problemática, especialmente en las pequeñas y medianas empresas, se convierte en un desafío, según lo señala el informe «El reto de las vacantes en España», publicado por Cepyme.

El año 2023 marca un hito: por primera vez en una década, existe aproximadamente una vacante de empleo por cada 100 asalariados. Esto lleva a una pregunta inquietante: ¿Qué está causando este desajuste en la oferta y la demanda laboral en España?

La escasez de mano de obra no distingue sectores ni ramas de actividad, extendiéndose desde la agricultura hasta el sector de servicios. Sin embargo, su impacto es más pronunciado en las profesiones técnicas, especialmente en los servicios, aunque también se hace sentir en la industria y la construcción.

Entre las múltiples causas de este desequilibrio, Cepyme señala factores como la despoblación, el apoyo familiar y, en algunos casos, los subsidios que disminuyen la urgencia de encontrar empleo. Además, la ineficacia de los Servicios Públicos de Empleo (Sepe), que colocan a menos del 5% de los demandantes de trabajo, contribuye a la crisis laboral.

Pero el problema principal es la formación deficiente, reflejada en una educación que carece de perfiles tecnológicos y técnicos, y que no fomenta la formación continua. Esto se manifiesta en el hecho de que ocho de cada diez empresas no encuentran personal con la cualificación adecuada para los puestos disponibles.

Otros factores influyentes son el envejecimiento de la población y el aumento de años dedicados al estudio, lo que ha reducido significativamente la fuerza laboral joven en un 31% desde 2003. Además, España cuenta con una alta proporción de universitarios que no se especializan en campos demandados por las empresas, como ingeniería y tecnología, lo que lleva a una mayor cantidad de personas altamente educadas realizando trabajos no cualificados.

Las consecuencias de esta brecha entre oferta y demanda laboral son graves e incluyen una menor producción y estancamiento de la productividad. Además, dificultan el relevo generacional en empresas familiares, frenan el crecimiento de las pymes y pueden dar lugar a cierres de empresas y pérdida de proyectos.

Para abordar esta problemática, Cepyme recomienda una mayor colaboración entre el sector público y privado, así como una acción coordinada de todos los Ministerios involucrados para cerrar la brecha entre la oferta y la demanda de empleo. La escasez de mano de obra es un desafío apremiante que requiere medidas concertadas para asegurar un mercado laboral más saludable en España.