Sucedió el pasado nueve de agosto en un Instituto de Teruel. G.S., un delincuente con numerosos antecedentes penales, era pillado ‘in fraganti’ dentro de un centro educativo con varios destornilladores, una pata de cabra, dos guantes y un paño para cubrirse la cara.
Todo comenzaba una hora antes. A las tres de la madrugada, saltaba la alarma en el centro y varias unidades de la Policía Nacional se dirigían al lugar de los hechos y entraban en el edificio dividiéndose por diversas puertas de acceso para cubrir salidas y entradas.
Descubrían entonces que la ventana de una zona de acceso a los baños había sido forzada y abierta, justo detrás del edificio y a unos dos metros de altura. A oscuras, con linternas en la mano, los agentes descubren varios sistemas de seguridad rotos en el suelo.
De pronto, uno de los agentes observa a un hombre vestido de negro con una capucha que permanece quieto en una esquina. Pide refuerzos y le dice a esta persona que se tire el suelo y ponga las manos en la espalda. El hombre obedece y, en ese momento, el resto de policías reciben una información acerca de otra persona que iba con él y que ha salido corriendo al ver a los agentes.
El detenido da a la policía los datos del fugado y explica que hay un coche de su propiedad en el que pensaban huir. Los policías nacionales llamaban en ese momento al director del centro informándole de la situación y para que les dejase llaves de todas las salas con el fin de buscar al fugado, sin éxito.
Tras revisar todas las estancias, el director cuenta a los agentes que faltan algunas monedas de la zona de secretaría que el parecer el detenido llevaba en su poder. A parte de este robo y del daño a las ventanas por las que accedió al instituto turolense no encuentran nada más y llevan al detenido a la Comisaría para que declare, negándose a hacerlo delante de su abogado de oficio.
CON MÁS DE 20 ANTECEDENTES PENALES
La sorpresa se la llevaron al comprobar los antecedentes penales de la persona detenida. A G.S. le constan 25 antecedentes policiales, las tres últimas en Cataluña y en la Comunidad Valenciana por delitos de robo con fuerza y contra el patrimonio.
De dichas detenciones, quince corrieron a cargo de la Policía Nacional y diez cayó detenido por la Guardia Civil. Actualmente no tenía ninguna reclamación judicial ni policial pendiente. Un delincuente habitual que en el argot policial es uno de los «conocidos» por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por su reincidencia.
Fuentes consultadas por HOY ARAGÓN no acaban de entender que este delincuente, con su largo historial de detenciones, no acabe pasando una temporada en prisión por estos delitos cometidos, muchos de ellos con violencia.
El pasado 28 de agosto de 2022 entró en vigor la reforma legislativa según la cual los autores reincidentes de hurtos leves, tras tres delitos inferiores a 400 euros, pueden ser sancionados con penas de prisión de entre seis y dieciocho meses.
Por otro lado, muchos de estos delincuentes son conscientes de la diferencia penal entre el hurto y el robo con violencia. De hecho, el tipo básico del delito de robo con violencia está penado con prisión de 2 a 5 años. Hay casos en los que la pena se agrava, en concreto cuando el delito se comete en casa habitada o edificio abierto al público o en cualquiera de sus dependencias, y cuando se usan armas.