La Seo de San Salvador de Zaragoza es una joya repleta de tesoros. Desde el muro mudéjar al cimborrio, pasando por el altar mayor o cualquiera de las múltiples capillas levantadas por miembros de la alta sociedad aragonesa durante siglos. Pero además, la catedral de la capital aragonesa acoge un tesoro que muy pocos zaragozanos han visitado: el museo de Tapices.

Este museo, situado en las antiguas salas capitulares de la Seo, alberga una de las mejores colecciones del mundo de tapices de la escuela flamenca de los siglos XV, XVI y XVII, tejidos en algunos de los mejores talleres europeos, en Arrás, Tournai y Bruselas.

UNA COLECCIÓN DE MÁS DE 60 TAPICES

Para acceder al museo se entra desde la puerta de la catedral que da acceso a la calle Palafox y la plaza de San Bruno, junto a la capilla de San Pedro Arbués. La colección está compuesta por 65 tapices, aunque en las salas del museo de momento solo pueden verse 23 de ellos; justamente, los de mayor belleza y tienen más riqueza artística.

La colección se remonta al siglo XV, momento en el que los arzobispos de Zaragoza, imitando a la nobleza y a la familia real, comenzaron a decorar sus casas y capillas con este elemento que decoraba palacios y capillas, además de dar calidez al tapar los fríos muros, y ser un elemento distintivo de riqueza y posición.

Los tapices eran usados para grandes acontecimientos / Museo de Tapices

En la colección hay tapices y reposteros que reyes, arzobispos canónigos y el propio cabildo fueron donando a la Seo. Algunos de esos paños fueron donados a la catedral por arzobispos como Alonso de Aragón o Andrés Santos, y algunos proceden de las colecciones reales de los monarcas aragoneses.  La colección creció de forma importante tras la unión de los cabildos de San Salvador y del Pilar. Así, el cabildo del Pilar aportó tapices procedentes de donaciones de la nobleza aragonesa y de autoridades eclesiásticas.

Estos tapices sirvieron a lo largo de los siglos para decorar espacios tanto públicos como privados, y sobre todo, para dar solemnidad a actos como las coronaciones reales o las bodas. De hecho, está documentada desde el siglo XV la costumbre de colgar los tapices durante todo el año litúrgico. Posteriormente, esta tradición quedó limitada al monumento que se instala en Semana Santa en la catedral hasta los años 70 del siglo XX,

​Fue en el año 1938 cuando se decidió crear un museo permanente con los tapices, formando a ser parte de la exposición permanente de la Seo. El Museo cuenta con tapices francoflamencos del siglo XV fabricados en Arrás y Tournay, divididos en cinco series, entre las que destacan las dedicadas a la Historia de la Pasión y a la Exaltación de la Santa Cruz. Las dieciséis series restantes son de origen flamenco de los siglos XVI y XVII y representan temas religiosos o de la mitología clásica. Además, junto a los tapices también se exhiben algunas obras pertenecientes al Museo Capitular de La Seo.

EL MUSEO CUENTA CON TRES SALAS DE EXPOSICIÓN

En la actualidad, el museo está compuesto por tres salas. La primera de ellas, la Sala Gótica, acoge 7 tapices, Tres de ellos constituyen la serie “La historia de Esther”, de 1455. Y entre los tapices de esta sala destaca «El banquete de Asuero y degradación de la reina Basti».

En la Sala 2, adyacente de la Sala 1, llaman la atención los tapices de “El juicio final” y “Los pecados capitales”. También destaca “El Calvario”, un tapiz encargado por el influyente religioso Miguel Ferrer, cuyo escudo aparece en la parte inferior. Cada año era prestado al Hospital de Gracia para exponerlo el Jueves Santo, ya que Ferrer, prior de la Seo, dejó el tapiz en la sacristía de la catedral con la condición de que se prestara todos los años al Hospital de Gracia para celebrar la Semana Santa. El tapiz formó parte de una exposición en torno a Fra Angélico en el Museo del Prado en 2019.

En la planta superior del edificio nos espera la Sala 3, la más pequeña del museo. En este espacio hay 6 tapices, 4 de ellos de grande dimensiones. Entre ellos, destacan la “Cautividad de la Santa Cruz”, “Resurrección de Lázaro” y “La hija de Jefté”.