En un viaje por la geografía española en busca de los rincones más íntimos y olvidados, nos encontramos con la belleza y la melancolía de Pontevedra, concretamente a Dozón. Más que una simple travesía, esta aventura se convierte en un tributo a la España rural, donde el éxodo masivo amenaza con borrar de los mapas pueblos enteros.

DOZÓN Y LOS MUNICIPIOS DE UN HABITANTE

En Pontevedra, provincia con 61 municipios, el más pequeño es Dozón, con apenas 1017 habitantes según los datos del Instituto Gallego de Estadística. Pero más allá de las cifras, lo que realmente cautiva son los pequeños núcleos poblacionales dispersos por la provincia, donde la vida parece haber sido detenida en el tiempo.

Casi medio centenario de estos pueblos sobreviven con un solo habitante, una realidad que despierta admiración y preocupación a partes iguales. La paz y la tranquilidad son garantizadas, pero la falta de servicios básicos como comercios o transporte convierten el día a día en una verdadera odisea para sus moradores, cuya edad media suele superar los 70 años.

LA VIDA EN EL PUEBLO

La llegada de los fines de semana y el período estival trae consigo un respiro para estos lugares, cuando antiguos residentes regresan para revivir la gloria de tiempos pasados. Sin embargo, la emigración de los jóvenes en busca de oportunidades laborales y educativas ha dejado a estos pueblos envejecidos y en riesgo de desaparecer.

El municipio de Dozón, por ejemplo, alberga la parroquia de As Maceiras, con apenas tres núcleos poblacionales. A pesar de su escasez demográfica, la belleza natural que lo rodea, como la Iglesia Parroquial de San Breixo en medio de un robledal, es un recordatorio del encanto único de estos lugares.

RODEIRO

En Rodeiro, otro municipio pontevedrés, encontramos aldeas con apenas unas pocas viviendas, como Villarabid, habitado también por una sola persona. Estos pequeños enclaves, aunque diminutos en población, son grandes en historia y tradición, con hórreos y graneros que resisten al paso del tiempo.

El patrimonio cultural de estos pueblos es otro tesoro. Las antiguas tradiciones, la arquitectura rural y las festividades locales son parte del legado que aún se mantiene vivo en estas comunidades. La danza, la música y la gastronomía son manifestaciones de una identidad que se aferra a sus raíces con orgullo.

LA DESPOBLACIÓN EN DOZÓN Y ALREDEDORES

Pero la realidad es que la despoblación avanza implacablemente. Las cifras de habitantes disminuyen año tras año, y con ellas, se pierden historias, costumbres y saberes ancestrales. La falta de oportunidades económicas y la ausencia de servicios básicos hacen que la vida en estos lugares sea cada vez más difícil, especialmente para las generaciones más jóvenes.

INICIATIVAS PARA REPOBLAR ESTAS ZONAS

Sin embargo, no todo está perdido. Las iniciativas locales y las políticas de desarrollo rural pueden marcar la diferencia en la lucha contra la despoblación. La promoción del turismo sostenible, la inversión en infraestructuras y la creación de empleo en sectores como la agricultura ecológica o el turismo rural son medidas que pueden revitalizar estas comunidades y garantizar su supervivencia a largo plazo.

Es necesario un compromiso conjunto de las autoridades, la sociedad civil y el sector privado para encontrar soluciones efectivas que permitan revertir el proceso de despoblación y revitalizar el mundo rural. Preservar la diversidad cultural y el patrimonio natural de Pontevedra es una responsabilidad compartida que requiere de acciones concretas y decididas.

El pueblo más pequeño de Pontevedra no es uno, sino casi medio centenario de lugares que desafían al olvido gracias a la perseverancia y el arraigo de sus solitarios habitantes. Esta lucha por la supervivencia perdura en el tiempo es el deseo de quienes reconocen en estos pueblos el alma de una España que se niega a desaparecer. La batalla por preservar estos tesoros ocultos está en nuestras manos.