La torre campanario de la Magdalena vigila desde hace siglos el Casco Histórico de Zaragoza, presidiendo el barrio que lleva su nombre. Situada en el extremo del decumano de la Caesar Augusta romana, este templo hunde sus raíces en la Zaragoza islámica, ya que la torre, coronada con el emblemático gallo que da nombre al barrio se levanta sobre lo que fue una antigua mezquita reconvertida en templo cristiano tras la conquista de la ciudad por Alfonso I El Batallador.

Sobre la mezquita quizás se levantó una iglesia cristiana románica, aunque no hay datos claros al respecto. A comienzos del siglo XIV, el templo original fue sustituido por la iglesia actual. El templo, situado en la plaza de la Magdalena, convivió durante siglos con la cercana muralla de origen romano, con la puerta de Valencia, y con el imponente edificio de la Universidad, derribado en los años 70 del siglo XX.

La iglesia sigue el estilo de nave única, con pequeñas capillas entre los contrafuertes y con cabecera poligonal. La torre de la Magdalena sigue los modelos de torres mudéjares como San Martín o el Salvador, y sigue el modelo de alminar almohade, como en la iglesia de San Pablo, ya que está compuesta por dos torres, una envolviendo a la otra y con una rampa de escaleras entre ambas. En el exterior, la torre es un buen ejemplo de la arquitectura mudéjar aragonesa, con hermosas piezas vidriadas.

La torre de La Magdalena domina la zona este del Casco Histórico / Iglesia en Zaragoza
La cerámica vidriada realza la belleza de esta torre mudéjar / Iglesia en Zaragoza

EL CAMBIO DE ORIENTACIÓN DEL SIGLO XVIII

En el siglo XVIII el templo vive una situación extraña, cuando se cambia la orientación de la iglesia y la puerta de acceso principal se sitúa en el antiguo ábside. Durante esa reforma, firmada por Juan Yarza y Romero y su hijo José Yarza y Garín, la portada original con arquivoltas se cegó.

En el interior del templo destacan el retablo del altar mayor, con un interesante conjunto escultórico, y las imágenes situadas en la nave, obra de José Ramírez de Arellano. Además, la Magdalena tuvo un retablo de Damián Forment, autor de retablos tan icónicos como los del altar mayor del Pilar, el de la seo de Barbastro o el del monasterio de Poblet. En la actualidad, ese retablo de Forment se conserva troceado en dos capillas de la iglesia.

Pese a ser una de las iglesias más importantes de la ciudad, La Magdalena estuvo cerrada por obras durante 17 años, aunque por suerte, desde 2019 podemos volver a disfrutar de la belleza de este templo tanto en el exterior como en el interior.