Desfiladeros de vértigo, pasarelas adosadas a la roca a decenas de metros de altura, puentes colgantes, senderos horadados en la montaña, un paisaje de excepción… Aragón está repleto de parajes únicos que merece la pena descubrir. Y el Congosto de Mont Rebei es uno de ellos.

El río Noguera Ribagorzana, frontera natural entre el Pirineo aragonés y el catalán, sirve de marco de excepción para esta ruta de senderismo que está entre las más espectaculares de toda España. Las paredes de 500 metros que separan las provincias de Huesca y Lérida, unidas en esta ruta por un puente colgante, explican parte de esa espectacularidad.

Las aguas del Noguera Ribagorzana erosionaron durante siglos las paredes de este congosto. Y aunque desde que se construyó el embalse de Canelles en los años 60, las aguas ya no pueden hacer su trabajo como antes, lo cierto es que todavía podemos disfrutar de la belleza de este paraje único.

VARIAS RUTAS PARA CONOCER EL CONGOSTO

El paraje se puede recorrer a través de varias rutas, dependiendo del tiempo y de las capacidad físicas de cada uno. Para recorrer el desfiladero, se puede coger la senda que comienza en La Masieta, a 7 kilómetros abajo de Puente de Montañana. Y recorrer en poco más de una hora de ida la zona más escarpada del congosto. Se comienza bordeando el embalse de Canelles, y tras ganar en altura suavemente, se atraviesa el barranco de San Jaime mediante un puente colgante de 30 metros de longitud.

Tras atravesar el puente colgante comienza el desfiladero de verdad, estrechándose a cada paso que se da. Al final del recorrido llega un momento en el que las paredes verticales parece que se juntan por el efecto de la perspectiva, justo antes de que el paisaje se abra y se contemplen las vistas del río Noguera discurriendo en su camino hacia el Ebro.

La vuelta podemos hacerla por el mismo camino, o por otro camino que hay a menor altura, siempre que la altura del nivel de las aguas lo permita. Otra opción totalmente recomendable es prolongar el paseo un par de kilómetros para atravesar las pasarelas de Monftalcó, instaladas en dos impresionantes cortados de la orilla aragonesa del congosto.

Si prefieres hacer la ruta de las pasarelas de Montfalcó, hay que tomar la senda que comienza en el despoblado del mismo nombre. Para hacer esta ruta es importante estar acostumbrado a caminar, ya que cuesta hacerla 6 horas entre ida y vuelta, 16 kilómetros con 90 metros de desnivel.

Pasarelas de Montfalcó / Turismo de Aragón

Al comienzo de la senda verás un cartel que nos indica el camino a seguir, aunque podemos desviarnos 10 minutos para conocer la ermita de Santa Quitera, un templo románico restaurado en 1996 y desde el que se puede disfrutar de unas vistas increíbles del embalse de Canelles y del Congost de Mont Rebei.

Tras visitar la ermita, comenzaremos nuestro recorrido en dirección al Congosto descendiendo 600 metros hasta llegar a la fuente de Montfalcó mientras vamos viendo la fauna y flora del lugar. Desde la fuente dirigiremos nuestros pasos entre pinos, olivos y madroños hacia el barranco de Tartera, y hasta la primera pasarela de la ruta.

Las vistas desde la ermita de Santa Quiteria son espectaculares / Turismo de Aragón

Rápidamente llegaremos al primer tramo de escaleras que sirven para salvar un desnivel de 33 metros, zigzagueando entre pasarelas y escaleras con sirgas. En algunos tramos, estas escaleras pueden ser muy estrechas, por lo que solo puede pasar una persona. Tras llegar arriba, el sendero bordea un barranco que sirve de antesala al segundo tramo de escaleras. Este tramo tiene una longitud de 97 metros, y salva un desnivel de 50 metros.

Sin duda, este es el tramo más espectacular del recorrido, ya que se puede ver el congosto de Siegué, y el puente colgante que une las provincias de Huesca y de Lérida. Desde aquí bajaremos por una pronunciada pendiente que cuenta con tablones para facilitar el paso. Tras cruzar el puente colgante, comenzaremos la ascensión por una senda que se dirige hacia el Congosto de Mont Rebei.

Una vez allí, lo atravesaremos mediante un camino horadado en las paredes de roca del desfiladero, a 500 metros de altura en algunos puntos. En este punto, el congosto apenas tiene 40 metros de anchura. Según vamos avanzando, el desfiladero se va abriendo, llegando al puente colgante de Sant Jaume, y tras atravesarlo, quedarán un par de kilómetros hasta el aparcamiento de la Masieta.

Aquí estamos a mitad del recorrido, tras realizar más de 8 kilómetros. Puedes optar por regresar andando, por alquilar un servicio de canoas para volver navegando, o por reservar un taxi que te devolverá al aparcamiento de Montfalcó.