Foix, en la prefectura de Ariège, es una encantadora ciudad francesa de algo más de 10.000 habitantes dominada por un impresionante castillo medieval. Situada en el cruce de los ríos Ariège y Arget, esta ciudad tiene un rico pasado.

Su nombre proviene de Foueich (el tenedor), y en su escudo aparecen, como en tantos territorios y ciudades francesas e italianas, las barras del Señal Real de Aragón. El uso de las barras aragonesas por parte de los condes de Foix se debe a que en 1188, estos nobles eran vasallos del rey de Aragón, según F. Xavier Calicó y Faustino Menéndez Pidal de Navascués.

QUÉ VER EN FOIX

Aunque el principal monumento de la ciudad es el icónico castillo de los condes de Foix, lo cierto es que su entramado urbano esconde un precioso casco repleto de pasajes, calles estrechas y empedradas, de edificios con entramado de madera, e incluso ‘pontils’, puentes que conectan edificios en la misma calle.

El castillo y sus tres torres de matacán tenía fama de inexpugnable en la Edad Media. La primera fortaleza erigida en el pico rocoso data de época romana, aunque el castillo que se ha convertido en el símbolo de la ciudad y que impulsó su crecimiento comenzó a construirse en el siglo X. El castillo fue abandonado antes de ser transformado en cuartel en el siglo XVI, y de ser prisión en el siglo XIX.

En el interior del castillo, y tras sus fuertes murallas, se pueden visitar estancias como el gran salón del banquetes, la sala de armas o el dormitorio del conde. Las distintas habitaciones están amuebladas como si Gastón Fébus y su corte todavía vivieran allí. Y desde la torre redonda del castillo se puede disfrutar de unas vistas únicas de la ciudad, del valle del Ariège y de las montañas que circundan Foix.

A los pies del castillo hay un espacio museográfico donde cuentan la historia del castillo y de los condes de Foix. con exposiciones temáticas y colecciones medievales que permiten conocer la forma de vida medieval.

Una vez en la ciudad, no hay que perderse algunas de las calles más bonitas de Foix gracias a su aire medieval, como las calles de los Grandes Duques, la plaza Duthil, la rue de Faurie, la place de Mercadal, la calle de la Faurie (de la fragua) o la Rue des Chapeliers.

Edificios con entramado medieval / Turismo de Foix

Entre los edificios más importantes destaca la Iglesia Abadía Saint-Volusien, un templo del siglo XII que se encuentra bajando por la rue du Palais de Justice, a los pies del castillo. La iglesia se construyó y desarrolló bajo la protección de los condes de Foix. El templo fue destruido en 1580 durante las guerras de religión, siendo reconstruido posteriormente. De la fábrica original se conserva la portada románica y una cripta. Además, en el interior se conserva la sillería del coro del siglo XVII, procedente de la balílica de Sant Sernin en Toulouse.

En la plaza de Saint-Volusien, epicentro comercial desde la Edad Media, y el mercado de cereales (de 1870), albergan los viernes por la mañana el mercado de alimentos, con puestos de frutas, verduras, carnes… Tampoco hay que perderse el mercado que se instala en la calle Villote.

Si buscas espacios verdes, el Parque de Bouychères está a un cuarto de hora del centro de la ciudad, y es ideal para hacer una pausa y comer con un picnic. El jardín de passejade y la Plaza de L’arget son perfectos para tener un momento de relax con vistas al castillo de los condes de Foix.  para un pequeño momento de relajación con vistas al castillo de Foix.

Para los que quieren algo de deporte, una estupenda opción es recorrer la Vía Verde de Foix a Saint Girons, una ruta de 40 kilómetros que se puede realizar a pie o en bicicleta, entre los bosques y llanuras de Ariège. Esa vía te llevará también al río subterráneo de Labouiche, una cueva situada a 60 metros bajo tierra que se puede visitar en barco.