Entramos cada año en septiembre con la ilusión por el nuevo curso que comienza, con material nuevo, nuevas rutinas para llegar mejor a todo, nuevas extraescolares pero el mismo problema de todos los años; los mocos, que sabemos que llegarán implícitos entre los primeros días de colegio o guardería, y que nos acompañarán hasta el final de curso.

Aunque para muchos padres y madres primerizas pueda ser una señal de alarma, la realidad es que es totalmente normal que los niños y niñas escolarizados aparezcan en casa con los molestos ‘moquillos’. Numerosos estudios afirman que los menores de 5 años pueden llegar a coger hasta ocho catarros al año. Por lo que es normal sentir que entramos en un bucle en el que no se sale de un catarro para entrar en otro.

En cuanto a los más pequeños, hablamos de bebés, es aún más común puesto que su sistema inmunológico está desentrenado e inmaduro, por lo que en cuando se les expone a otro ambiente, como puede ser la guardería, donde puede entrar en contacto con gérmenes, es normal que enferme pronto.

La mucosidad es el mecanismo natural de defensa del cuerpo cuando entra en contacto con un virus, sirven de barrera, al igual que la tos o los estornudos son también parte de este mecanismo para expulsarlos del organismo. Es por ello que no deben suponer un motivo de alarma, a priori, porque la mayoría de estos catarros tienen un pronóstico leve y no van a más.

Aún así, muchos son los padres y madres que acuden a las consultas pediátricas para intentar dar con la solución para acabar con los mocos, pero pocas soluciones se pueden encontrar. Aunque no son un motivo de alarma, es importante saber cuándo hay que acudir a una cita pediátrica.

CUÁNDO ACUDIR AL PEDIATRA

Cuando se trata de los pequeños de la casa siempre surgen dudas de cuándo es necesario acudir a que le vea un especialista. Por eso, le preguntamos a Gonzalo Herraiz, pediatra en Quirón Salud Zaragoza, cuándo es necesaria la consulta cuando hay un catarro. «Deberemos acudir al Pediatra cuando el cuadro afecte a los menores de 3 meses o cuando se acompañe de fiebre elevada en los menores de 6 meses. Siempre que asocie dificultada para respirar, mal estado general, mal aspecto o pérdida prolongada de apetito habrá que consultar al especialista», nos explica el especialista.

El Doctor Herraiz nos razona además que los mocos «no son más que un síntoma de las infecciones respiratorias y como tales, suponen una importante ayuda para eliminar patógenos«, por lo que tratarlos con algún tipo de jarabe mucolítico no es una buena solución. Este tipo de jarabes están desaconsejados, generalmente, y sobre todo a los menores de dos años «por su falta de seguridad y porque no se sabe si son eficaces».

Entonces, ¿no podemos hacer nada para combatirlos? Para los pequeños y pequeñas de la casa es muy incómodo lidiar con esto, sobre todo, cuando llega la noche y les impide conciliar bien el sueño. Es muy molesto también en su día a día porque les cuesta respirar y, normalmente, hasta comer se les hace una tarea complicada. Y aunque, generalmente, no los trataremos, si podemos aliviar un poco el malestar de los ‘peques’.

El especialista nos resuelve la duda sobre lo que podemos hacer para ayudar a mejorar esta situación: «Debemos mantener lo más limpia posible la zona de la nariz con una gasa o aplicando suero fisiológico para diluirlos y que fluyan mejor. También es bueno utilizar humidificadores para facilitar su respiración y será muy importante la toma de abundantes líquidos, especialmente agua«.