Las despedidas de soltero y de soltera, o conjuntas, vuelven a hacer acto de presencia en la capital aragonesa como cada año en primavera. Aunque ahora se hacen con un tono más moderado y menos desenfrenado que hace años, sigue siendo un boom en el centro de la ciudad, donde transitar un sábado por la tarde hace que te encuentres con grupos de jóvenes gritando, bailando, cantando o haciendo pruebas.

En el peor de los casos, en evidente estado de embriaguez por la vía pública mientras el resto de la ciudad está de compras, se relaja en una terraza o está simplemente paseando.

Tanto empresarios como camareros del centro de la ciudad comentan que, por el momento, estos grupos se están comportando, pero el bullicio característico que generan sigue siendo su distintivo principal.

Es una de las quejas que siempre destacan desde la asociación Stop Ruido Casco Histórico, y que siempre ilustran con fotografías al señalar como bares del Casco Histórico están repletos de estas despedidas en plena tarde.

El ritual de estas celebraciones generalmente comienza al mediodía, con la novia o el novio vestidos con algún disfraz gracioso y acompañados por sus amigos en una algarabía conjunta. Zaragoza es el lugar para grupos provenientes de diversas ciudades como Málaga, Logroño, Sevilla o Granada, quienes suelen iniciar su periplo en el Tubo para terminar de ‘Tardeo’ por los bares del Casco Histórico. De los pueblos de Aragón, principalmente de la provincia de Zaragoza, también suelen recalar estas despedidas.

Sin embargo, estas celebraciones no ha dejado de tener polémica en otros lugares del país. En Málaga, Logroño, León, Salamanca, Sevilla o Granada, los ayuntamientos y establecimientos hosteleros están modificando sus ordenanzas y tomando medidas para controlar las despedidas de soltero, respondiendo a las quejas de los vecinos. Desde la regulación del ruido hasta la prohibición de accesorios con connotaciones sexuales en la vía pública, se buscan estrategias para mitigar las molestias y el impacto negativo en el entorno urbano.

La falta de consenso entre vecinos, ayuntamientos y empresarios es evidente. Algunos hosteleros están optando por ejercer su derecho de admisión y negar la entrada a estos grupos en sus establecimientos, mientras que otros argumentan que estas celebraciones aportan beneficios económicos a las ciudades y que el centro urbano no debería limitarse exclusivamente a niños, familias y turistas culturales.

En el caso específico de Zaragoza, los solteros y solteras recorren las calles del centro en compañía de sus amigos sin generar un notable conflicto con vecinos y hosteleros.

No obstante, están más que prohibidas las charangas, según lo establece la regulación municipal aprobada por el Ayuntamiento, que especifica la prohibición de estas actuaciones en la vía pública.