Durante el 2016, los dueños de ciertos modelos de iPhone enfrentaron una sorprendente disminución en el rendimiento tras actualizar a iOS 10.2.1 y posteriormente iOS 11.2, afectando a los iPhone 6, 6 Plus, 6S, 6S Plus, SE, 7 y 7 Plus, un fenómeno conocido como «Batterygate«.

En diciembre de 2017, Apple admitió que las actualizaciones reducían las velocidades de procesamiento para prevenir apagones en baterías envejecidas, sin previo aviso a los usuarios, desencadenando una controversia que llevó a demandas colectivas.

La empresa, sin admitir delito, se disculpó y ofreció reemplazar temporalmente las baterías por $29, frente a los $79 habituales.

A pesar de esto, Apple se vio envuelta en una demanda colectiva en EE. UU., acusada de «estrangular en secreto» el rendimiento para forzar la renovación de dispositivos.

En 2020, Apple acordó pagar $500 millones a los afectados, comprometiéndose a compensar reclamaciones hasta octubre de ese año.

Recientemente, usuarios informan recibir pagos de $92.17, marcando el cierre de este capítulo oscuro en la historia de Apple.