Tener mascota en casa es algo que está muy de moda, sobre todo si se trata de un perro. Se dice que estos son los mejores amigos del hombre, además de ser muy familiares y contar con sus propios derechos. Pero a veces, hacerse cargo de ellos puede resultar complicado si no se dispone de las herramientas correctas y si, sin darse cuenta, se mantienen hábitos que pueden ser perjudiciales para el animal.

No todo el mundo es consciente de que hay hábitos dañinos para las mascotas, pero resulta imprescindible conocerlos y tratar de modificarlos cuanto antes. Uno de los errores más comunes al pasear a un perro es permitirle jugar con palos, una escena muy habitual en parques y calles. Aunque esto para el perro pueda parecer entretenido, no es aconsejable que lo haga, ya que en caso de un accidente el palo podría causar lesiones graves e incluso poner en peligro la vida del animal. Pero este no es el único hábito perjudicial en los paseos, también lo es el uso de collares que se ajustan a la altura de la garganta del animal. Es en esa área donde se encuentra un hueso muy delicado que podría fracturarse con facilidad y que podría llegar a ser mortal con un movimiento brusco, sobre todo en razas pequeñas.

OTRAS COSTUMBRES CON CONSECUENCIAS GRAVES

Ponerle gafas de sol a nuestro perro puede parecer divertido, pero no lo es, ya que es una práctica muy peligrosa. Esto implica que el perro quede expuesto a la fibra óptica de las gafas y, si esta llega al estómago del animal, puede ser perjudicial para los intestinos.

Otro error frecuente es alimentar a la mascota con cualquier tipo de comida, especialmente comida rápida o basura. El hígado del perro no está preparado para procesar y digerir alimentos con alto contenido graso, lo que podría resultar en problemas como pancreatitis u obesidad, entre otras complicaciones.

Finalmente, permitir que el perro te acompañe al baño es algo que podría parecer inofensivo e incluso entrañable. La realidad, es que el baño es un espacio donde se acumulan muchas bacterias y estas pueden propagarse fácilmente, ya que las patas del perro, sin ninguna protección, traen consigo suciedad del suelo de la calle directamente al baño.