Pudo ser una noticia de sucesos; podría perfectamente haber acabado con algún herido. Lo cierto es que hubo algo que hizo cambiar los acontecimientos. Sobre las cuatro de la madrugada del pasado 5 de junio un hombre llamaba a los servicios de emergencias y al 091. Su hijo, de 22 años, estaba sufriendo un brote psicótico y se encontraba fuera de control.

De hecho, había cogido dos cuchillos y amenazaba a sus padres con hacerles daño. Mientras las patrullas de Policía Nacional se dirigían al lugar de los hechos, el padre del chico intentaba retenerle sujetando la puerta que les separaba a él y su mujer de su hijo.

Al llegar los agentes vieron la gravedad de la escena y ayudaron al los progenitores a sujetar lo único que les separaba de un chico que tenía una clara intención de usar las armas blancas que portaba en sus manos.

Los agentes de Policía Nacional pertenecientes al Grupo de Atención al Ciudadano, más conocidos como los «zetas», sujetaron la puerta para que el chico no les agrediese a la espera de la llegada de un taser, un arma de electrochoque, en principio no letal, que, al tener contacto con un sujeto, incapacita de forma temporal a las personas mediante el disparo de dardos electrificados que paralizan los mecanismos musculares del cuerpo.

Al llegar el policía con el taser abrieron la puerta y al salir el joven con los dos cuchillos le dispararon la carga y consiguieron inmovilizarle. El resultado de esta intervención, cero personas heridas, incluido el joven agresor. De hecho, fuentes consultadas por HOY ARAGÓN han podido saber que el padre del chico ha llegado a agradecer a los policías que no hubieran disparado a su hijo. Algo que el hombre, según ha dicho, pensaba que podría suceder dada la pérdida de control de su hijo y el nivel de agresividad que demostró.

«LO DE ANDÚJAR SE PODRÍA HABER EVITADO«

Asociaciones de guardias civiles y sindicatos de Policía Nacional llevan días denunciando, tras el incidente en Andújar, Jaén, que costó la vida a un policía, la falta de pistolas taser en las dotaciones de las patrullas de policía.

Explican estas fuentes que si los agentes hubiesen tenido una en la intervención, ésta no habría acabado en tragedia. Puede que también hubiese pasado en esta intervención policial que les contamos en Zaragoza. Pero aquí si que se pudo conseguir un taser y su uso evitó muertes, incluso la del agresor, el chico de 22 años, cuyo padre pensó, a pesar de la grave situación, que iba a perder esa madrugada.