Urriés, un pintoresco pueblo zaragozano anclado en la comarca de las Cinco Villas, despliega su encanto enclavado en el cerro de la Val d’Onsella, a meros 12 kilómetros de la histórica Sos del Rey Católico.

Más allá de su modesto tamaño, este rincón esconde tesoros arquitectónicos en su casco urbano, donde calles de piedras estrechas y empinadas revelan casas palaciegas de estilo renacentista y viviendas blasonadas que narran la historia del lugar.

Urriés, con sus escasas 40 almas, se erige como un rincón de singular belleza y, a su manera, destaca en los registros de la historia urbana. Este pequeño enclave presume de albergar la calle más estrecha de España, el enigmático Callejón. Con tan solo 41 centímetros en su punto más angosto, este rincón espera ser oficialmente reconocido por su estrechez extrema.

Aunque el libro Guinness registra a la Spreuerhof, una calle alemana de Reutlingen, como la más estrecha, con 31 centímetros, los habitantes de Urriés cuestionan la validez de este título. Argumentan que la Spreuerhof no se clasificaría como una calle genuina, ya que tiene salida a una propiedad privada. De ser aceptados sus razonamientos, Urriés no solo sería la vía más estrecha de España, sino que ostentaría este título a nivel europeo y mundial.

El epicentro religioso de Urriés es la iglesia de San Esteban, un templo románico que data de los siglos XII y XIII, y que experimentó reformas en el XVII, añadiendo capas de historia a su arquitectura. Junto a ella, el Museo Etnológico ofrece un vistazo cautivador a la vida y las costumbres de este pueblo.

Sin embargo, la travesía por Urriés no se completa sin explorar el cercano despoblado de Ruesta, donde los vestigios del castillo, declarado bien de interés cultural, cuentan su propia historia.

Este pequeño rincón, más allá de su tamaño, se alza como un lugar lleno de historia, encanto y, ahora, la estrechez que desafía registros internacionales.