En la provincia de Zaragoza, se encuentran lugares que han sido testigo de los vaivenes de la historia española y que se presentan como opciones excepcionales para huir de Zaragoza estos días de bullicio.

TARAZONA

El legado histórico de Tarazona se puede rastrear hasta la época romana, cuando era conocida como «Turiaso». Sin embargo, fue durante la dominación musulmana y, posteriormente, en la Edad Media, cuando la ciudad experimentó su máximo esplendor. Durante siglos, Tarazona cambió de manos entre cristianos y musulmanes, lo que contribuyó a la riqueza de su patrimonio arquitectónico y cultural.

Uno de los tesoros más preciados de Tarazona es su catedral, la Catedral de Santa María de la Huerta . Este majestuoso edificio gótico-mudéjar es un testimonio de la mezcla de estilos arquitectónicos a lo largo de los siglos. Sus impresionantes detalles y la famosa torre mudéjar, que se asemeja a una gigantesca torre de ajedrez, son emblemáticas de Tarazona.

La Plaza de Toros de Tarazona , construida en el siglo XVIII, es otra joya arquitectónica que refleja la importancia de la tauromaquia en la región. Su diseño neoclásico y capacidad para albergar a millas de espectadores la convierten en una de las plazas de toros más impresionantes de España.

Tarazona es conocida por sus festivales vibrantes, que mezclan elementos religiosos y paganos en una celebración única. Las Fiestas de San Atilano en agosto son uno de los eventos más destacados. Otro evento que no te puedes perder es el Cipotegato , una tradición en la que un hombre disfrazado corre por las calles mientras la multitud le arroja tomates. Esta festividad, que se celebra el 27 de agosto, es una experiencia única y llena de diversión.

ANENTO

Los orígenes de Anento se remontan a la época romana, pero su verdadero esplendor se alcanzó durante la Edad Media. El pueblo está coronado por el castillo de Anento, un imponente edificio que data del siglo XII y que se alza majestuosamente en la cima de una colina. A pesar de su estado de ruina, el castillo aún conserva una gran parte de su estructura original y ofrece impresionantes vistas panorámicas de los alrededores.

Caminar por las estrechas calles empedradas de Anento es como viajar atrás en el tiempo. Las casas de piedra con tejados de teja roja, los arcos medievales y las plazas empedradas crean una atmósfera de cuento de hadas que envuelve al visitante. La Iglesia Parroquial de San Salvador, construida en el siglo XIII, es otro punto destacado, con su elegante estilo gótico.

Anento no solo impresiona por su patrimonio histórico, sino también por su entorno natural. El embalse de Anento, conocido como el «Mar de Aragón», es un lugar perfecto para practicar deportes acuáticos, pescar o simplemente disfrutar de un día de picnic junto al agua.

Los amantes del senderismo encontrarán numerosas rutas que serpentean por los alrededores del pueblo y ofrecen vistas espectaculares. El «Camino de las Balsas» es una opción popular que te llevará a través de campos de cultivo y bosques, revelando la belleza de la región.

BELCHITE

Belchite tiene sus raíces en la antigüedad, con evidencias de asentamientos humanos que datan de la Edad del Bronce. Sin embargo, su historia más reciente está marcada por la Guerra Civil Española (1936-1939). Durante este conflicto, la ciudad fue el escenario de una de las batallas más cruentas y simbólicas entre las fuerzas republicanas y franquistas.

El resultado fue devastador. Gran parte de la ciudad quedó en ruinas, y millas de personas perdieron la vida en la lucha. Para conmemorar la batalla y preservar la memoria de aquellos tiempos oscuros, el gobierno franquista decidió no reconstruir la ciudad y construyó un nuevo Belchite justo al lado del antiguo, dejando las ruinas como un testimonio tangible de la guerra.

Hoy en día, Belchite sigue siendo un pueblo dividido entre dos realidades: el Belchite antiguo y el nuevo. El primero, conocido como «Belchite Viejo», permanece en estado de ruina, sirviendo como recordatorio de la devastación de la guerra. Sus calles y edificios destruidos atraen a visitantes de todo el mundo, que vienen a explorar las ruinas y reflexionar sobre la historia de España.

Por otro lado, el «Belchite Nuevo» es una comunidad vibrante que se ha desarrollado al lado de las ruinas. Aquí, los residentes han reconstruido sus vidas y han preservado la cultura y las tradiciones locales. El pueblo nuevo contrasta de manera sorprendente con el Belchite Viejo, creando una experiencia única para los visitantes que pueden ver el pasado y el presente en un solo lugar.