En Panticosa, el idioma ancestral permanece en silencio, eclipsado por el esplendor de sus montañas. Aunque esfuerzos recientes buscan rescatar este dialecto aragonés, su presencia sigue siendo discreta ante la grandiosidad del entorno.

Este encantador destino se divide en dos partes. La antigua Panticosa, de siglos de historia, se revela cerca de la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, con sus estructuras de pizarra que se fundan con la arquitectura moderna.

En otro rincón, Baños de Panticosa, famoso por sus pasarelas inauguradas en 2021, ofrece una experiencia vertiginosa a los visitantes. Estas pasarelas suspendidas en la roca ofrecen vistas impresionantes y desafíos de altura.

Sin embargo, mucho antes del esquí, Panticosa atraía a los viajeros gracias a sus aguas termales, exploradas incluso por los romanos. El turismo médico floreció en el siglo XIX, dando lugar a un lujoso balneario diseñado por arquitectos de renombre como Álvaro Siza y Rafael Moneo.

Además de las aguas termales, Baños de Panticosa ofrece senderos que conducen a cascadas espectaculares y lagos de montaña. Desde aquí, los más intrépidos pueden ascender a los impresionantes ibones de Bachimaña y otros desafíos de montaña.