En las llanuras de Castilla-La Mancha, yace un tesoro olvidado: el mosaico más grande del Imperio romano, en Noheda, habitado por apenas 20 personas. Este hallazgo, revelado por accidente en 1984 durante labores agrícolas, desató una arqueológica que ha transformado nuestra comprensión del arte de la antigua Roma.

LA HISPANIA ROMANA

La presencia romana en la Península Ibérica comenzó en el siglo III a.C., marcando una era de expansión y consolidación que perduró hasta el siglo V d.C. Este dominio se caracterizó por confrontaciones bélicas y una compleja integración cultural y económica. Villas como la de Noheda eran centros neurálgicos en este entramado, servían tanto de residencias lujosas como de complejos agrícolas autónomos. Ubicada cerca de importantes vías de comunicación y recursos naturales, la villa en Noheda desempeñaba un papel clave en la gestión local y en la explotación de los recursos de la región. Este asentamiento, estratégicamente situado en el cruce de rutas comerciales hacia el interior peninsular, refleja la capacidad de los romanos para adaptar su arquitectura y estilo de vida al entorno ibérico, y subraya la importancia cultural de conservar y mostrar ostentosamente su riqueza y poder a través del arte y la arquitectura.

EL DESCUBRIMIENTO DE NOHEDA

El sitio de Noheda fue esbozado por primera vez en mapas históricos, como el “Atlas de El Escorial” de 1554, donde se mencionaba un área conocida en ese entonces como Villar de la Vila. Sin embargo, no fue hasta finales del siglo XIX cuando el interés arqueológico se avivó gracias a referencias académicas que sugerían la presencia de vestigios romanos bajo sus suelos. A pesar de esta temprana curiosidad, la verdadera naturaleza y magnitud de Noheda permaneció velada hasta un sorprendente giro en 1984, cuando labores agrícolas desenterraron por accidente los rostros en teselas de lo que resultó ser un mosaico gigantesco.

El hallazgo galvanizó a la comunidad arqueológica, y en 2005 se lanzó una campaña oficial de excavación. Los arqueólogos se enfrentaron a numerosos desafíos, desde la delicada tarea de despejar los escombros sin dañar los mosaicos. Cada fase de excavación revelaba nuevas maravillas, ampliando nuestra comprensión de la villa romana y sus ocupantes. Las excavaciones pusieron al descubierto un triclinio decorado con escenas mitológicas, lo que subrayó la importancia cultural y social de la villa en su época. El proceso no solo ha sido un testimonio de la capacidad técnica y el esfuerzo humano, sino también un vívido recordatorio del asombro y la emoción que acompaña el redescubrimiento de un pasado casi olvidado, pieza por pieza, tesela por tesela.

EL ESPECTACULAR MOSAICO

El mosaico de Noheda, un espectacular tapiz de teselas vívidas, se despliega como un libro abierto de mitos y leyendas antiguas. Esta obra maestra, del siglo IV d.C., destaca por su complejidad iconográfica y su excelente estado de conservación. Con una superficie que abarca 230 metros cuadrados, representa escenas detalladas de la mitología romana, incluyendo el juicio de Paris y un cortejo dionisiaco. Cada panel del mosaico cuenta una historia, enmarcada en intrincados bordes geométricos, que refleja las creencias y el estilo de vida de sus creadores. Las escenas muestran las habilidades de los artesanos romanos y revelan que valoraba el teatro, la literatura y la celebración de sus dioses y héroes.

CÓMO CONSERVAR EL TESORO DE NOHEDA

La conservación del mosaico ha sido una labor meticulosa, enfrentando obstáculos como la eliminación de restos de cementos sin recurrir a químicos agresivos. Los restauradores emplearon técnicas como la adhesión de teselas desprendidas y el sellado de bordes para prevenir futuros daños. Una atención especial se dedicó a estabilizar el ambiente alrededor del mosaico, controlando la humedad y la exposición a elementos externos. Un edificio protector sobre el sitio asegura una preservación a largo plazo, permitiendo que el mosaico siga contando su historia a futuras generaciones.

UN VIAJE AL PASADO

A medida que las excavaciones en Noheda continúan, cada capa de tierra removida promete revelar más secretos del pasado romano. Con solo una fracción del sitio explorada hasta ahora, lo que aguarda bajo la superficie puede alterar aún más nuestra comprensión de la historia antigua. Este viaje a través del tiempo no solo preserva nuestra herencia, sino que también inspira continuas exploraciones en los misterios enterrados de la humanidad.