Largos paseos por la playa, perderse por las calles del casco histórico, disfrutar de la gastronomía marinera… Tras el verano, el otoño trae a Peñíscola la vuelta a la cotidianidad al recobrar el encanto de los pueblos marineros.

Esta época del año caracterizada por temperaturas más suaves, ideal para hacer una escapada con la que romper con la rutina, invita a pasear por la ciudadela de la ciudad, enclavada sobre un imponente peñón que parece emerger del Mediterráneo y que está coronado por la silueta del castillo del Papa Luna.

CALLES EMPEDRADAS Y CASAS ENCALADAS: ASÍ ES EL CASCO HISTÓRICO DE PEÑÍSCOLA

El Mediterráneo, presente en toda la ciudad / Peñíscola Turismo

Perderse por las calles empedradas de Peñíscola, enmarcadas por las fachadas de blanco mientras sientes el cercano aroma del mar, es una experiencia totalmente recomendable para descubrir el pasado de esta ciudad repleta de rincones de interés, o los escenarios en los que han sido grabadas películas y series de éxito como Juego de Tronos o El Ministerio del Tiempo.

En nuestro paseo nos encontraremos con calles calmadas y sosegadas repletas de rincones de interés como la casa de las Conchas (un edificio con la fachada totalmente llena de conchas autóctonas), el Faro de Peñíscola, la iglesia de Nuestra Señora de la Ermitana, los portales que dan acceso a las antiguas murallas.

Peñíscola
La ciudad está repleta de rincones instagrameables / Peñíscola Turismo

Tampoco hay que perderse El Bufador, un agujero de 7 metros de profundidad entre rocas provocado por la erosión del mar que permite oír el espectacular sonido de las olas, y que incluso salpica en los días en los que el Mediterráneo está revuelto.

Una vez que hemos callejeado por el casco antiguo de la ciudad, podemos salir del mismo por la puerta de San Pedro (construida en el siglo XV), y acercarnos al puerto pesquero de Peñíscola. El puerto está situado bajo el castillo, y se encuentra protegido del oleaje del Mediterráneo por un enorme espigón.

La visita al puerto para observar la actividad pesquera es un atractivo añadido / Peñíscola Turismo

Para los que somos de interior, observar la actividad del puerto y de la lonja es algo hipnótico, ayudándonos a comprender la importancia económica de este sector, y los motivos por los que la gastronomía marinera de Peñíscola tiene esa calidad.

En los restaurantes de toda la ciudad podrás disfrutar de una cocina en la que los productos autóctonos son protagonistas, con propuestas como los típicos guisos de barca, calderos con patatas y pescado, el all i pebre de rape y langostinos, el «arrossejat» (un plato de arroz típico de pescadores), la tradicional fideuá, el arroz con galeras y rape, o una amplia variedad de mariscos y pescados.

EL OTOÑO INVITA A DISFRUTAR DEL MEDIO NATURAL

Peñíscola está rodeada de parajes naturales vírgenes / Peñíscola Turismo

Junto al patrimonio histórico-artístico de la ciudad y la oferta gastronómica, hay otro elemento que hace especialmente atractivo la visita a Peñíscola en otoño: el medio natural que la rodea. Además de dar largos paseos por las playas de fina arena del municipio, la visita a la Sierra de Irta, una de las pocas zonas vírgenes de la costa levantina es un imprescindible.

Este parque natural protegido es un auténtico tesoro que combina mar y montaña y donde es posible realizar rutas de senderismo y bicicleta mientras se disfruta de la flora y la fauna de la zona y del tímido sol otoñal. Entre montes, calas, playas y acantilados, también descubrirás construcciones históricas como los castillos de Xibert y Pulpis, o la Torre Badum, situada sobre un acantilado que es de los más altos de toda la Comunitat Valenciana.