Flamenco, geranios, pescadito, manzanilla… Desde hace unas semanas, lo mejor de la gastronomía y de la cultura andaluza se da cita en el corazón de Zaragoza gracias a La Casa de la Marimorena, el nuevo proyecto personal que Víctor Manuel Plou, Arturo Borraz y Cristina Plou han puesto en marcha en el número 4 de la calle Fuenclara.

La casa de la Marimorena es uno de esos locales especiales que tienen alma, donde todo está pensado para el disfrute gracias a buena comida, buena bebida y a las ganas de fiesta que se respira en el lugar. Su propio nombre, ya evoca al jolgorio y la alegría: «La Marimonera es un nombre como muy del Sur, y además, queremos empezar a montar una fiesta, el último viernes de cada mes, en la que se va a armar la marimorena», explica Víctor Plou a HOY ARAGÓN.

La Casa de la Marimorena abrió a finales del mes de abril en el antiguo local de la Sastrería Pedraza. Y su interior está lleno de detalles; algo que es normal, teniendo en cuenta que los Urban Vicart están detrás de este proyecto que desde el primer día no para de ver pasar gente por los distintos espacios que lo integran.

UNA TABERNA ANDALUZA EN EL CORAZÓN DE ZARAGOZA

El restaurante se inspira en un patio andaluz / Hoy Aragón

«Queríamos una taberna andaluza, con aire del sur, con comida, con rebujito, un sitio en el que la gente se lo pasara bien. Pero al ver este espacio… fue el local el que nos pidió crear los tres ambientes que finalmente tiene, tuvimos que adaptar nuestra idea al propio local», explica Cristina Plou.

El local tiene tres plantas, y en ellas, hay tres ambientes diferenciados. En la planta baja, nada más acceder a la taberna, nos encontramos con el Patio de Triana. Este espacio está coronado por una ventera pintada que se ha convertido en la imagen del lugar, y que fue pintada por el artista británico George Owen Wynne Apperley en el siglo XIX. Una barra con azulejos, mesas y sillas altas fabricadas de madera artesanal dan sabor a este espacio.

En la planta de arriba nos encontramos con la zona de restaurante, representando un típico patio cordobés. Esta zona se llama el patio de Jesús y Manolo, en honor a los padres de los propietarios del local. Las paredes están repletas de geranios, y destacan dos aguamaniles de pared hechos en cerámica y un espectacular mural pintado por la Tía Pilarín que simboliza la unión de Andalucía y Aragón, al representar a una pareja de flamencos, con varios tatuajes con las formas de la basílica del Pilar, con palomas incluidas, el escudo del Real Zaragoza, un adoquín, el león rampante, o Fluvi, la que fue mascota de la Expo de 2008.

La Tía Pilarín ha pintado este mural que une Andalucía y Zaragoza / Hoy Aragón

En estos dos espacios se comparte carta y propuestas gastro. A cada cual más apetitosa, porque además, todo se elabora allí mismo, en las cocinas de Casa La Marimorena. Empezando por las croquetas de jamón ibérico, bacalao, o chorizo con huevo frito. En este mundo de alimentos de quinta gama, ver la masa de las croquetas reposar en sus cocinas, tal y como se ha hecho toda la vida, es pura maravilla.

El pescado viene del sur, concretamente de Chipiona. Lo mismo que proceden del sur prácticamente todos los ingredientes que se utilizan para elaborar los platos que componen la carta, repleta de tapas, raciones y platos que llevan la esencia del Sur.

Entre esas propuestas, hay «anchoa con leche condesada, que es típica del barrio de la Encarnación de Sevilla, boquerones en vinagre, unas gildas que son espectaculares, o la pringá, que la elaboramos como en Sevilla, con el mollete planchado en grill. También tenemos el Piriri, una pulguita muy típica de Sevilla, con lomo, bacon, queso curado, tomate, una salsa especial. Piripis y pringas son dos de las estrellas del lugar», añaden.

El pesado viene desde Chipiona / La Casa de la Marimorena

También destaca el pincho moruno de ‘La Fernanda’, una receta familiar que homenaje a la madre de Arturo, que era de Melilla, aunque de padres almerienses. Los pescados ocupan un lugar preferente en la carta: «El camaroncito, la gamba, las puntillas, las ortiguillas… todo viene del Sur, de Chipiona», especifican

Sin duda, hay que poner especial atención a las frituras, ya que son ligeras y nada aceitosas. Si te gusta el jamón, también estás en el sitio idóneo, porque hay un cortador de jamón que corta con maestría en el momento jamón de Castro y González. Para poner el punto y final, la carta presenta de postre el hojaldre típico de Guarromán.

En lo que respecta a las bebidas, la representación andaluza está más que asegurada, con una bodega repleta de vinos del sur, como manzanillas, Tío Pepe, Pedro Ximénez, además de vermús andaluces. En la carta también hay vinos aragoneses como Pago de Aylés, Garnacha Centenaria o Care, además de un par de referencias de Ribera del Duero o de Rioja.

Imprescindibles, el rebujito, y La Giralda, un refrescante combinado con base de Vino de Jerez con aroma de naranja y hierbabuena. Y para los amantes del cava, en breve también se servirá esta bebida espumosa por copas para acompañar el aperitivo o la comida.

UNA BODEGA INSPIRADA EN LAS CUEVAS DEL SACROMONTE

En la bodega hay clases de flamenco / Hoy Aragón

El tercero de los espacios está en la bodega, un lugar mágico llamado a vivir algunas de las fiestas más divertidas de la capital aragonesa, además de ser escenario de espectáculos y clases varias.

La bodega, inspirada en las granadinas Cuevas del Sacromonte, es el alma de la Casa de La Marimorena. El lugar perfecto para proseguir tras picar algo en las plantas superiores, y para disfrutar del flamenco. Allí, doce cajones de flamencos sordos hacen las veces de mesas bajas.

Cada uno de estos cajones, lleva el nombre de las ocho provincias andaluzas, además de otros tres que llevan los nombres de las provincias aragonesas, junto a otro que se llama como el local: La Marimonera.

El espacio, blanco y luminoso, está repleto de recuerdos personales, fotografías, artesanía… Y al fondo, un tablao donde hay actuaciones los fines de semana. Además, en este espacio hay clases de flamenco y sevillanas (ya hay formados seis grupos diferentes), y después del verano, también comenzarán las clases de cajón.