La Ciudadela de Jaca, también conocida como Castillo de San Pedro, es una de las joyas arquitectónicas y históricas de Aragón. Este monumento impresionante, especialmente visible desde las alturas, posee una rica historia que se remonta a siglos atrás.

El origen de la Ciudadela se sitúa en un momento crucial de la historia aragonesa: el 23 de abril de 1814, cuando las tropas napoleónicas abandonaron la última posición en Aragón, en Benasque, marcando el final de la Guerra de la Independencia.

Jaca, la primera capital de Aragón gracias al rey Sancho Ramírez en el siglo XI, siempre ha tenido una importancia significativa en la historia de Aragón.

Sin embargo, la construcción del Castillo de San Pedro surgió de las crecientes tensiones entre la Corona de Aragón y la monarquía de los Habsburgo, exacerbadas por el caso de Antonio Pérez, secretario de Felipe II, que desencadenó la Rebelión de Aragón en 1591.

UNA FORTALEZA DISEÑADA CONTRA FRANCIA

Tras sofocar la rebelión, Felipe II decidió reforzar la frontera aragonesa frente a Francia con una gran fortificación. Así, en 1592, bajo la dirección del ingeniero italiano Tiburzio Spannocchi, comenzó la construcción de la Ciudadela de Jaca, una fortaleza diseñada al estilo de la “traza a la italiana”.

Esta técnica constructiva, adecuada para resistir el ataque de la artillería, dio a la Ciudadela su distintiva forma pentagonal, complementada con muros bajos y anchos, baluartes y un foso.

La Ciudadela ha mantenido una guarnición militar constante desde su construcción, lo que ha ayudado a preservarla en buen estado. Una estatua de Felipe II, en reconocimiento a su papel en la construcción de la fortaleza, adorna la esplanada central.

Curiosamente, a pesar de su propósito defensivo, la Ciudadela de Jaca ha vivido pocos episodios bélicos de relevancia, siendo el más destacado durante la Guerra de la Independencia. En 1809, cayó en manos de las tropas napoleónicas y fue recuperada por las fuerzas españolas, lideradas por el general Espoz y Mina, en 1814.

Hoy en día, la Ciudadela de Jaca no solo es un testimonio de la historia militar y política de Aragón, sino también un atractivo turístico de gran valor. Su arquitectura, sus instalaciones y la historia que alberga la hacen merecedora de una visita detallada, ofreciendo a los visitantes una ventana al pasado y un ejemplo excepcional de la fortificación renacentista en España.