Los Pirineos, esa zona de extraordinario valor natural, paisajístico y cultural que cierra la Comunidad aragonesa por el norte, son el resultado de la colisión de la placa Ibérica y la Euroasiática hace entre 85 y 24 millones de años. Pero al margen de la formación explicada por la geología, lo cierto es que el Pirineo, y las cumbres que lo componen, también tienen un origen mitológico. Un origen que se explica en numerosas leyendas protagonizadas por dioses ancestrales, héroes como Hércules, ninfas o incluso gigantes, en una época anterior a que los seres humanos se asentaran en las laderas y en los valles de estas montañas que también fueron el origen del Aragón que todos conocemos.


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LA LEYENDA SOBRE EL ORIGEN DEL PIRINEO

Origen mitológico del Pirineo

Hércules y la ninfa Pirene son los protagonistas de la leyenda que narra el origen del Pirineo / HA

Según estas leyendas, los Pirineos tienen un origen mitológico. Cuenta la leyenda que el dios Tubal, dueño de las llanuras situadas en lo que hoy son los Pirineos, tenía una hermosa hija, la ninfa Pirene. Esta joven tenía como cometido cuidar las aguas, y vivía entre los bosques. Por aquella época, Hércules, uno de los grandes héroes de la mitología griega, se dirigía a efectuar uno de los 12 trabajos, atravesó estos bosques y conoció a la hermosa Pirene. Ambos se enamoraron, y pasaron una noche de amor. Pero Hércules pronto olvidó ese amor eterno que prometió a Pirene, y decidió continuar su camino abandonando a la joven.

Mientras tanto, la belleza de Pirene se había extendido por los rincones del mundo, llegando hasta los oídos de Gerion, un monstruo de tres cabezas que vivía en Eriteia. Atraído por su belleza, el monstruo fue a su encuentro, pero Pirene le rechazó. Enfadado, Gerion quemó los bosques en los que vivía la joven. La noticia del incendio y de lo sucedido alcanzó a Hércules, que regresó de inmediato al lugar en el que vivía Pirene, para tratar de ayudar a la joven. Pero lamentablemente, cuando Hércules llegó, solo encontró el cuerpo sin vida de Pirene. Lleno de dolor por la muerte de Pirene, Hércules la enterró entre enormes piedras, dando lugar a la cordillera que hoy conocemos como Pirineo.

EL ANETO TIENE SU ORIGEN EN UN GIGANTE

El Aneto, el pico más alto del Pirineo, también tiene un origen de leyenda. Tras finalizar un incendio, y tras las nevadas que cubrieron la nueva cordillera, la vida volvió a la zona. La naturaleza cubrió las nuevas montañas, los pastos volvieron a lucir verdes, y los humanos poblaron los valles. También llegaron gigantes, seres egoístas que vivían apartados de todos y que eran despreciados por los dioses. Uno de estos gigantes se llamaba Netú, y era un ser malvado.

La leyenda nos cuenta que un mendigo llegó a Benasque, y cuando iba a abandonar el valle, se encontró con un rebaño de ovejas. Al acercarse, apareció el gigante, ya que las ovejas eran suyas. El mendigo le pidió comida y bebida, pero el gigante no quiso darle nada. El mendigo, le contestó «tu corazón es duro como la roca, ojalá te conviertas en roca». Y entonces, el cuerpo de Netú se petrificó, dando origen a lo que es la cima del Aneto.

Sobre el origen del Aneto hay otra leyenda, protagonizada por el mismo gigante, Netú. Esta leyenda comienza más o menos igual. Tras el incendio en el que murió la ninfa Pirene, las nieves llegaron al Pirineo. Y con el deshielo, los valles pirenaicos comenzaron a poblarse de seres humanos y de gigantes. Uno de ellos Netú, asesinó, con la ayuda de una flecha, a Atland, descendiente de los antiguos atlantes que sostenían la tierra sobre sus hombros. Los dioses vieron el asesinato, y lanzaron un rayo contra el gigante. Al recibir el rayo, Netú se desplomó sobre el valle, siendo sepultado por miles de rocas, que dieron origen al Aneto.

LA LEYENDA DEL ORIGEN DE FORMIGAL Y DE LA PEÑA FORATATA

Origen de Formigal

La Peña Foratata tiene su origen en una diosa / HA

Si vas de vez en cuando a Formigal, quizás no sepas cuál es el origen de estas montañas. Anayet y Arafita eran los dioses más pobres de la montaña, aunque eran trabajadores y felices. Además, tenían una hija, la diosa Culibillas. Una diosa joven que no quería saber nada de relaciones con otros dioses, ya que su amor se dirigía hacia animales como los corderos o hacia las hormigas blancas. Precisamente, en honor a esas hormigas, se bautizó a la montaña como Formigal (en aragonés, hormiga es formiga).

El problema llegó cuando el dios Balaitus se enamoró de Culibillas. Ella, lo rechazó. Y el dios, enfadado, decidió raptarla. Al ir a llevársela, la diosa pidió ayuda a las hormigas, y a su grito de auxilio, acudieron miles de hormigas que la cubrieron ante los ojos acobardados de Balaitus. Ante esta visión, el dios huyó horrorizado. La diosa, agradecida a las fieles hormigas, se clavó un puñal en su pecho para guardar junto a su corazón a todas las hormigas, formando el forau de Peña Foratata. Desde entonces, ya no hay hormigas blancas en Formigal, ya que están todas junto al corazón de la diosa. Un corazón que por cierto, dicen que todavía pueden oírlo los que suben a la Peña que domina Sallent de Gállego, en el Valle de Tena.

EL ORIGEN DE MONTE PERDIDO

Monte Perdido es otro de los picos que tienen un origen mágico. Una de estas leyendas tiene como protagonistas a un mendigo y a un pastor. El mendigo le pidió comida al pastor, y este se negó a darle nada. Entonces, el mendigo le dijo al pastor «Tu avaricia te perderá, y allí donde te pierdas, saldrá un gran monte, tan grande como tu falta de caridad». La leyenda cuenta que el pastor desapareció junto a su ganado, y en su lugar apareció una montaña tremenda: Monte Perdido. En algunas de las historias que se cuentan, señalan que el mendigo era San Antonio.