En el gran Océano Pacífico, entre el Reino de Tonga y Tahití, se encuentra un archipiélago paradisiaco desconocido como las Islas Cook. Compuesto por 15 islas dispersas, este paraíso tropical es un destino de ensueño para los amantes de la naturaleza y los entusiastas de las aguas cristalinas.

La joya de la corona de las Islas Cook es sin duda la isla de Aitutaki, con su deslumbrante laguna de aguas turquesas intensas. Esta maravilla natural ha sido reconocida una vez más como el hogar de algunas de las aguas más claras del mundo, ocupando el primer lugar en la lista elaborada por la prestigiosa revista italiana Siviaggia.

QUE HACER EN ISLAS COOK

Cada año, miles de viajeros acuden a las Islas Cook para sumergirse en las actividades acuáticas que ofrece este paraíso. Desde surf hasta kitesurf, pasando por el buceo y el snorkel, las posibilidades son infinitas en estas aguas cristalinas.

La biodiversidad marina de este archipiélago es simplemente asombrosa, con decenas de especies de coral vivo y una gran variedad de animales marinos que llenan los arrecifes de coral que rodean los atolones.

Los atolones de Cook son joyas naturales, formando grandes piscinas naturales que albergan una increíble variedad de vida marina. Desde peces tropicales de vivos colores hasta tortugas marinas y corales rojos. Con unas simples gafas de buceo, cualquier visitante puede sumergirse en este mundo fascinante y lleno de vida.

Sin embargo, lo que hace que las Islas Cook sean aún más especiales es su compromiso con la preservación del medio ambiente. A través del proyecto «Marae Moana», han establecido la reserva marina más grande del mundo, abarcando una impresionante superficie de 1,9 millones de kilómetros cuadrados, equivalente al tamaño de México o cuatro veces el territorio de España.

Esta iniciativa prohíbe la pesca comercial y la minería en estas aguas, con el objetivo de conservar este paraíso natural casi virgen para las generaciones futuras.