“Ante la falta de enfermeros en la bolsa de contratación, si algún profesional de esta categoría de forma voluntaria quisiera posponer sus vacaciones con la siguiente compensación horaria económica…”.

Es parte del correo electrónico que el pasado viernes, de manera urgente, las direcciones de Enfermería de los principales centros hospitalarios de Aragón, a través de la Dirección de Recursos Humanos del Salud, han hecho llegar a las sanitarias.


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La Dirección de Recursos Humanos también recordaba que aquellos sanitarios que consideren que deben quedarse y disfruten de sus vacaciones fuera del periodo ordinario de verano y por causa de las necesidades del servicio, “obtendrán un número determinado de días ordinarios, pudiendo negociar también una compensación económica por los días que no se disfruten, consistente en una cantidad equivalente al 50% del sueldo base más complementos”.

Algunas enfermeras consultadas por HOY ARAGÓN han explicado que harán un esfuerzo en un trabajo que, aseguran, tiene un gran componente vocacional, pero también han dejado entrever que se encuentran “muy cansadas por el esfuerzo realizado desde febrero y que necesitan un descanso”.

Según los últimos datos facilitados por la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Aragón, el Hospital Universitario Miguel Servet y el Hospital Clínico Universitario son los dos centros sanitarios de Aragón que más ingresos por pacientes con COVID-19. Más de diez de éstos se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Ante tal situación y en previsión de que los casos y contagios sigan en aumento en Zaragoza capital y Comarca Central, los supervisores de la planta novena del Hospital Miguel Servet -Servicio de Neumología- han anunciado a su personal esta semana que “vuelven a ser planta COVID”.


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Casi al mismo tiempo, el Hospital Clínico Universitario de Zaragoza, a través del Colegio de Enfermería, solicitaba también con urgencia doce enfermeras “para abrir una unidad”.    

Son las consecuencias de una situación de contagio elevado que deja datos preocupantes cada día y que obligó a las autoridades autonómicas a decretar la fase 2 sin flexibilidad en la capital aragonesa y en cuatro comarcas más.