La reciente reestructuración del Gobierno aragonés liderado por Jorge Azcón, motivada por la salida de Vox debido a su ‘no’ a la acogida de menores migrantes, marca un antes y un después en la política autonómica. Esta decisión no solo implica una renovación de cargos, sino que también reordena competencias y redefine estratégicamente los pilares del Ejecutivo.

Azcón, liberado de la presión de un socio político más radical, ha consolidado un equipo gubernamental compuesto exclusivamente por miembros del Partido Popular. Este movimiento no solo simplifica la estructura ejecutiva, sino que también fortalece la capacidad de negociación del presidente con los diversos grupos parlamentarios.

La búsqueda de un mayor consenso y la centralidad en la política regional emergen como los objetivos claros en esta nueva fase del gobierno aragonés.

Los nuevos pilares del Ejecutivo son figuras destacadas del PP, como Mar Vaquero en una gran vicepresidencia que abarca cuestiones clave del Aragón del futuro económica y tecnológico, Roberto Bermúdez de Castro en Hacienda y Administración Pública, que asume también Interior, y Octavio López en Fomento, Vivienda, Movilidad y Logística, quien asume también Despoblación y Administración Local. Estos «pesos pesados» aportan experiencia y liderazgo probados, elementos esenciales para enfrentar los desafíos futuros de Aragón.

Una de las novedades significativas en esta remodelación es el traslado de Claudia Pérez Forniés a la cartera de Empleo, Ciencia y Universidad, con la misión de coordinar la formación y el mercado laboral de manera más efectiva, según indican desde el gobierno.

La realidad es que Azcón ha aprovechado una crisis de gobierno con la salida de su socio para poder reordenar las áreas de gobierno más críticas, como la gestionada por Pérez Forniés. Un área agitada por las protestas de familias y profesores o los conflictos judiciales como la escuela de Caneto.

Desde una perspectiva estratégica, Azcón ha convertido una crisis en una oportunidad para reforzar su equipo y redefinir el rumbo político de Aragón. Con casi tres años restantes en la legislatura, el desafío ahora radica en ganarse los apoyos necesarios en las Cortes para implementar su agenda de gobierno.

Los partidos de la oposición, a su vez, deben decidir su rol en esta nueva dinámica política, mientras que Vox enfrenta la decisión crucial entre continuar con una línea radical o adoptar una oposición más constructiva.

La posibilidad de adelantar elecciones, aunque especulada, no parece inminente según fuentes socialistas consultadas. A pesar de la ajustada mayoría de Azcón en el Parlamento, la estabilidad política sigue siendo una prioridad, y la consolidación de una mayoría alternativa no parece cercana.

La reestructuración del gobierno en Aragón representa tanto una oportunidad para fortalecer la gobernabilidad como un desafío para garantizar la estabilidad política. Azcón y su equipo deberán demostrar la capacidad de liderazgo y negociación en los próximos meses, especialmente con el PSOE.

La posibilidad de que algunos líderes del Partido Popular estén considerando adelantar las elecciones para librarse del lastre parlamentario que supone Vox tiene en alerta a los socialistas, especialmente en Castilla y León y en Murcia. En contraste, desde Ferraz se está anticipando la llegada de Pilar Alegría, ministra de Educación y portavoz del Gobierno a la comunidad aragonesa.

Dentro del PSOE aragonés, existen diversas opiniones sobre la posibilidad de que Jorge Azcón se vea obligado a convocar elecciones anticipadas. Algunos creen que podría estar en esa situación debido a su ajustada mayoría parlamentaria, que cuenta con 28 escaños, mientras que se requieren 34 para una mayoría absoluta, incluso sumando los escaños del PAR y Teruel Existe.

Sin embargo, otros dirigentes socialistas descartan esta posibilidad. Según ellos, Azcón está ganando tiempo porque sin una mayoría alternativa clara, las encuestas actuales no son fiables y la estabilidad política es prioritaria.