El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, se negó hoy a reconocer al Gobierno ucraniano como democrático al defender la operación militar iniciada la víspera por Moscú en Ucrania. «No vemos la posibilidad de reconocer como democrático un Gobierno que oprime y utiliza métodos genocidas contra su propio pueblo», afirmó en rueda de prensa junto al viceministro de Exteriores de la autoproclamada república popular de Donetsk, Serguéi Peresada.

Rusia, por otro parte, negó hoy que haya atacado esta madrugada con misiles la capital ucraniana, Kiev, como denunció este viernes el Gobierno de Ucrania. «No hubo ningún ataque con misiles sobre Kiev (…)», señaló el Ministerio de Defensa, citado por la agencia Interfax. El ministro de Exteriores de Ucrania, Dmitro Kureba, habló en su cuenta de Twitter de «terribles ataques con misiles contra Kiev. La última vez que nuestra capital sufrió algo similar fue en 1941, cuando fue atacada por la Alemania nazi».

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se pronunció en términos similares, al afirmar que los rusos dicen que las infraestructuras civiles no son objetivo: ¡mentira!», enfatizó, quien reiteró que los ataques rusos recuerdan a los que fue sometida Kiev en 1941, cuando la Alemania nazi invadió la Unión Soviética. Esta madrugada en Kiev se oyeron potentes explosiones, que el asesor del Ministerio del Interior de Ucrania Anton Gerashchenko atribuyó al fuego de las baterías antiáereas que defienden las ciudad. «El aparato enemigo fue derribado por defensa antiaérea ucraniana y cayó junto a un edificio situado en la calle Koshitsa 7a, del distrito de Darnitsk», escribió en su cuenta de Telegram.

El Ministerio de Defensa de Rusia señaló que «la antorcha brillante en el cielo nocturno el 25 de febrero sobre Kiev, seguida de su caída sobre un edificio residencial en la capital, tiene una explicación completamente diferente». «Anoche, un caza Su-27 de la Fuerza Aérea de Ucrania realizó tareas de patrulla aérea sobre Kiev. Por error, uno de los sistemas de misiles antiaéreos de defensa aérea ucranianos, estacionados cerca de Kiev, lo identificó como un objetivo y atacó por medios regulares», dijo la entidad castrense.

KIEV, ENTRE MISILES

La ofensiva rusa contra Ucrania parece haberse centrado en su segundo día en el asalto a Kiev, la capital del país. Varios medios ucranianos coinciden en describir, citando fuentes de la inteligencia ucraniana, lo que podría ser, paso a paso, la toma de esta ciudad clave para el objetivo final de Vladímir Putin: derrocar el Gobierno de Ucrania y sustituirlo por otro que se pliegue a los intereses de Moscú.

La información, atribuida al espionaje por los medios ucranianos y los corresponsales que han tenido aceso a ella, sólo la podrán confirmar los hechos, pero sirve de indicación de lo que está en juego en la capital, tanto para los intereses rusos como para el Estado ucraniano. Las primeras informaciones hablan de bombardeos, fuego ligero y operaciones de fuerzas especiales cerca del centro de Kiev, pero el primer objetivo principal de la ofensiva es otro y está muy definido, más allá de las escaramuzas callejeras.

El objetivo de este plan sería el que parece ser el principal de Vladímir Putin: hacer huir al actual Gobierno de Ucrania, sustituirlo por otro afín y hacerle firmar un acuerdo de paz según sus términos. Si se hace huir al actual Gobierno, los nuevos dirigentes prorrusos siempre podrían alegar ese vacío de poder para arrogarse la legitimidad de firmar esos acuerdos.

La consecuencia que dibuja por último esta información es uno de los resultados plausibles a largo plazo de esta guerra. Ucrania quedaría dividida en dos. Una Ucrania del Este afín a Rusia y una Ucrania Occidental, donde se refugiarían los dirigentes actuales del país. Se trata de una cicatriz en el país y el mapa europeo que recuerda al que dejó la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría, con la partición de Alemania. Esa herida en Europa se cerró medio siglo después, pero otra, como la que separa a las dos Coreas, sigue abierta.