El Torico es una pieza de 1855 (fecha documentada en La Gaceta de Madrid) que sustituyó a otra realizada en el siglo XVI por el ingeniero francés Quinto Pierres Vedel, responsable también de la canalización del agua en la ciudad. Medía 37 centímetros de alto por 45 de largo y pesaba 54 kilos, según la documentación municipal.

La fuente, con la escultura que la remata, ha sido testigo del devenir de la ciudad en los últimos 160 años. Es protagonista de las fiestas de La Vaquilla, con la puesta del pañuelo al Torico, sobrevivió a la Guerra Civil, cuando tras un bombardeo, El Torico fue recogido del suelo por una familia y ocultado para protegerlo de los ataques.

La relación del toro con Teruel vendría de su fundación, según una leyenda. En el siglo XII, durante la Reconquista, Alfonso II quería construir una ciudad amurallada. Para elegir el lugar esperó una señal, que habría llegado con un toro enviado por el Ejército moro. Se detuvo en un lugar elevado y quienes lo vieron creyeron percibir una luz entre las astas, ¿una estrella brillante? El toro y la estrella se asentaron como referencias del lugar.

Esta pequeña escultura fue colocada en mayo de 1858 para presidir una plaza cuyo nombre oficial es Carlos Castel, pero que se conoce como la del Torico. Está anclada en una columna de siete metros de alto dentro de una fuente, que se construyó cuando se remodeló la plaza a mediados del siglo XIX. El conjunto constituye uno de los iconos más importantes de la ciudad.

Es tal la devoción de los turolenses por su torico que fueron ellos los que lo resguardaron de las bombas en las duras batallas que azotaron Teruel en la Guerra Civil.