La Policía Nacional llevaba meses investigando el bar en la calle Padre Manjón en el barrio de Delicias que la pareja regentaba desde el año 2020. En el juicio, celebrado esta mañana en la Audiencia Provincial de Zaragoza, declaraban los acusados y los agentes que realizaron el seguimiento.

El varón ha explicado que la droga que la policía encontró en un registro dentro del local en el que supuestamente vendían comida para llevar no estaba a la venta. «He sido durante dos años consumidor de cocaína, y ahora llevo uno sin tomar nada y siguiendo un tratamiento», reconocía ante el juez.

La fiscal aseguraba delante de los acusados que la droga incautada podría superar los 3.000 euros en su venta en el mercado ilegal. «Se la compré a un hombre que se iba a Argelia y quería venderla porque entonces yo consumía», insistía el acusado.

Tanto él como su pareja acudían a la sala de vistas con su hija pequeña, que asistía al juicio en brazos de su madre, también acusada de tráfico de droga. De hecho, uno de los policías encargados del seguimiento en los meses de octubre y septiembre de 2022 aseguraba que los compradores contactaban con una mujer que trabajaba en el bar.

Los cinco agentes que declaraban ante el juez coincidían al explicar que había una clientela en el bar que entraba y a los dos minutos salía sin ninguna compra, a pesar de que se trataba de un establecimiento de comida para llevar.

Aseguraban ante el magistrado que el bar abría de seis de la tarde a doce y media de la noche. «Permanecía mucho tiempo cerrado y no daba la sensación de tener mucha actividad. Como negocio parecía más bien ruinoso», explicaban.

La abogada de los acusados argumentaba por contra, que solo durante el año 2021 la venta de comida en el local superó los 75.000 euros. Además, la propietaria estaba dada de alta como autónoma y tenía todos los papeles en regla.

UNA PLANCHA DE COCAÍNA DE 70 GRAMOS

La policía encontró droga en la barra del local, en un carro de compra, en un servilletero manipulado y en un altillo del almacén. En este último lugar hallaron una plancha de lo que supuestamente era cocaína de más de 70 gramos y otra bolsa con 7 gramos más.

«En una ocasión seguimos a un hombre que iba en patinete y a su vez vendió droga a otra persona que estaba en una terraza», explicaba otro agente. Fiscalía aseguraba en su argumentación que la pareja de acusados nunca vendía dentro del local y tenía su propia red de vendedores. «Era una tapadera para vender la droga que considero excesiva para el consumo de una sola persona», añadía la fiscal del caso.

Por eso la acusación pide siete años de prisión por el agravante de venta en un local de cara al público, mientras que la abogada defensora, argumentando también que nunca se les vio directamente vender la misma y siempre colaboraron con las autoridades, solicita una rebaja dejando la pena en tres años.