Quim Torra, además de haber ocupado los cargos de expresidente de Òmnium Cultural y de la Generalitat de Cataluña, es reconocido por ser un ferviente partidario del independentismo y por su afinidad hacia las posturas más extremas dentro de este movimiento político.

No obstante, Torra también demuestra su interés en la memoria histórica. Tal y como publica El Confidencial, Torra a través de su cuenta de Twitter, rememoró el 24 de octubre de 1149, fecha en la que Lleida, Fraga y Mequinenza se incorporaron a los dominios del conde de Barcelona, Ramon Berenguer IV.

En su tuit, Torra planteó la pregunta: «Le hemos pedido a Francesc Ricart si somos lo suficientemente conscientes de la historia de la Franja de Ponent». En su blog, siguiendo una publicación de Ricart, sugiere que la historia de la zona fronteriza entre Cataluña y Aragón podría haber sido manipulada por razones ideológicas, generalmente de carácter anticatalanista.

En un momento en el que la figura del expresidente inhabilitado por la justicia ha caído en el olvido para la mayoría, Quim Torra vuelve a destacar por sus mensajes con una clara carga de hostilidad hacia España.

El líder catalán recibe una pensión vitalicia del erario español que equivale al 65% del salario del presidente de la Generalitat. En la actualidad, su ingreso asciende a casi 85.000 euros, ya que Pere Aragonès redujo el salario de 153.000 euros que Torra se había establecido a un poco más de 130.000 euros en la actualidad.

En su blog personal, Quim Torra publicó un artículo en el que planteaba una pregunta fundamental: «¿Somos conscientes de la historia de la Franja?«, y posteriormente daba respuesta a esta interrogante a través de la perspectiva de Francesc Ricart, licenciado en Historia, profesor de catalán y coordinador del Casal Jaume I de La Franja.

Para aquellos que no estén familiarizados, La Franja es una región situada entre Aragón y Cataluña, que Cataluña reivindica como parte de su territorio, en el contexto de la noción de una «Gran Cataluña» que engloba a los Països Catalans. Este concepto se caracteriza por su reivindicación territorial, abarcando las regiones del sur de Francia, Andorra, Valencia, las Islas Baleares, una parte de Cerdeña e incluso una zona de Murcia, lo que conlleva un enfoque que algunos pueden considerar imperialista.

Torra respalda las teorías de historiadores que sostienen la idea de que un territorio que él reclama como propiedad del Conde de Barcelona. En su artículo publicado en su blog, se argumenta que «ni en Fraga ni en ninguno de los pueblos de las comarcas de La Franja existe una gran conciencia de su propia historia. También es importante señalar que la Historia ha sido utilizada desde Aragón para despojar a nuestras comarcas de su catalanidad, reemplazándola con un aragonesismo a menudo folclórico y siempre hostil hacia lo catalán».

El artículo sostiene que, sin profundizar en detalles históricos y tomando a Fraga como ejemplo, hay evidencia documental que demuestra que el límite de Cataluña se encontraba en el río Cinca, y que la presencia constante y significativa de la lengua catalana es un factor a favor de la catalanidad de la región.

En otras palabras, la frontera entre Aragón y Cataluña no estaría donde se encuentra en la actualidad, sino que se extendería a una zona mucho más amplia, abarcando casi la mitad de la provincia de Huesca y una parte de Zaragoza. A pesar de la desembocadura del río Cinca, se seguiría reivindicando La Franja, lo que implicaría que en el sur de Aragón se propondría mover los límites no al río Ebro, sino al río Matarraña, lo que afectaría a una franja de la provincia de Teruel. En el norte, la frontera se extendería hasta Barbastro, que sería considerada la primera población aragonesa en esta demarcación.

Así, la nueva teoría critica que «los aragoneses se acogen al peso histórico de la adopción de los fueros de Aragón por parte de Fraga en la primera mitad del siglo XIV». Y tras constatar «la realidad de las relaciones socioeconómicas y religiosas» de esos territorios con Lleida (en la zona de Huesca y Zaragoza) y con Tortosa (en el caso de Teruel), denuncia que «contra tanta evidencia, nos encontramos con la realidad tozuda –y de lo más irracional– de unas tierras que viven de espaldas a Cataluña y abrazan el aragonesismo y el españolismo más primarios y excluyentes».

Denuncia, asimismo, que «la Historia, hasta llegar a los tiempos actuales, siempre ha ido contra la catalanidad de las comarcas de La Franja: la división provincial española de 1833 petrificó nuestras comarcas a las tres provincias aragonesas; más adelante, en 1995, tendrá lugar el proceso de segregación de las parroquias de las diócesis catalanas, que acabará con el episodio abominable del expolio de las obras de arte procedentes de las parroquias de La Franja en el monasterio de Sijena, dos meses después del referéndum del 1-O de 2017″.