Fue el pasado 1 de agosto cuando este restaurante de ensueño inspirado en Nueva Zelanda abrió sus puertas y se convirtió en una de las aperturas con más impacto entre los zaragozanos. Voltereta ha generado mucho revuelo durante el verano, sobre todo a mitad del mes de agosto, cuando a tan solo dos semanas de abrir, ya anunciaron su cierre.

Informaron a sus clientes de que eran problemas de mantenimiento. Sin embargo, fuentes de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza aseguran que el restaurante tuvo que cerrar por la falta de dos licencias, tanto la licencia urbanística y de actividad, como la licencia de funcionamiento. Según afirman, la primera de las licencias pudieron obtenerla tras aportar la documentación que faltaba pero la segunda aún están a esperas de conseguirla debido a que no han conseguido remediar las cuestiones que se les señalaron durante varias inspecciones técnicas, donde encontraron ciertos fallos en lo que respecta a la prevención de incendios y aislamiento acústico. Desde Urbanismo recalcan que en Voltereta ya están trabajando en ello.

Frente a esto, han sido varios los vecinos de las calles cercanas los que han establecido quejas ante los sistemas de aislamiento y climatización, denunciando así que «el ruido era insoportable», llegando a poner una reclamación en la gerencia de Urbanismo tras volver a escuchar fuertes ruidos el pasado 31 de agosto. Estos piden, a su vez, hacer unas mediciones de los decibelios por parte de un ingeniero.

Cabe destacar que esto no es la primera vez que pasa, ya que otros establecimientos han sufrido situaciones similares, tal y como ocurrió en la Sala López o en Bowling Ozone de Plaza. Aunque es algo que genera gran incertidumbre respecto al futuro de Voltereta, Urbanismo manifiesta que cuando cumplan con los requisitos marcados por la normativa municipal podrán obtener la licencia de funcionamiento y podrán reabrir.