Zaragoza tiene una relación muy especial con las vajillas. Debe ser que nos gusta comer bien, y que también nos gusta poner mesas bonitas para servir nuestras recetas y crear ambientes únicos en comidas y cenas. Buena prueba de ello es que en nuestra ciudad abre sus puertas la única tienda a pie de calle que Villeroy & Boch tiene en España, o la única tienda que Geneviève Lethu tiene en nuestro país, sin olvidarnos de firmas artesanas locales, como Sehahechotrizas.
Aún así, en Zaragoza faltaba algo… una tienda de cerámica al peso. La fórmula de moda que triunfa en otras ciudades como Madrid, y que ahora llega al barrio del Actur de la mano de Las Vajillas de Martha. La tienda está situada casi enfrente de Grancasa, en el número 37 de la calle de Pablo Ruiz Picasso. Y perderse por ella es una auténtica perdición para cualquier amante de las vajillas y de las mesas bonitas, gracias a una increíble selección de vajillas para todos los gustos y presupuestos.
La propietaria de esta tienda, Martha, es una venezolana hija de gallegos asentada en España desde hace 25 años. En Madrid, donde vive en la actualidad, tiene dos tiendas, en Las Rozas y en San Sebastián de los Reyes. Y su pasión por las vajillas le viene por su origen: Martha es una enamorada de Portugal porque desde niña la visitaba acompañada de su familia.
Ya de mayor, cada vez que viajaba a Portugal, compraba vajillas al peso. Y a la vuelta a España, sus amigas le pedían que les trajera, y al final, se quedaban con ellas. «Traía vajillas portuguesas que encontraba en mercadillos, y cuando mis amigos venían a comer a casa, les gustaban, y se las acababan llevando. En esos años compré varias decenas de vajillas. Me pedían que trajera vajillas que les habían gustado, pero al volver a los mercadillos, esas piezas ya no estaban, por lo que tenía que comprar otras piezas diferentes». Finalmente, Martha le propuso a su marido transformar su hobby en su profesión, montando un negocio para vender vajillas portuguesas al peso.
Y ahora, podemos hacerlo también en Zaragoza. «Queríamos salir de Madrid, y elegimos Zaragoza por su situación, y porque aquí tenemos buenos amigos. Buscando la ubicación perfecta, encontramos este local tan luminoso y rodeado de cristaleras», explica Martha.
«En Portugal es muy habitual vender las vajillas así. Esta fórmula te permite personalizar la vajilla, y hacer las combinaciones para llevarte lo que realmente necesitas, p ara completar la vajilla que ya tienes en casa. Por ejemplo, el primer día que abrimos vino una chica que se llevó 12 platos completamente diferentes, y le quedó una combinación preciosa», prosigue la empresaria.
En la tienda, hay algunas piezas que se compran por unidades, pero la mayor parte de lo que está expuesto se vende al peso. Una vez que se han seleccionado las piezas que se desean comprar, hay que pasar por caja, y allí se colocan en una balanza, que es la que dictamina el peso, y el precio a pagar.
La pregunta del millón cuando uno ve los precios de estas vajillas tan bonitas, es… ¿Cómo es posible que cuesten tan poco? «Las vajillas que vendemos son de marcas internacionales que no tienen tienda propia en España, y muchas de ellas, ni en Europa. Son fabricadas en Portugal para firmas muy conocidas en Estados Unidos o en los países nórdicos. Son vajillas que forman parte de roturas de stocks, excedentes de producción que al final no se entregan a las empresas; bien porque se ha fabricado de más, bien porque ha habido fallos en el proceso, y por ejemplo, el color no es el que quería la firma».
«Esas vajillas las compramos en Portugal por palés, cada uno de entre 300 y 500 kilos. Y los compramos a ciegas, sin saber qué es lo que viene en el interior. Como mucho, a veces nos dicen que hay vajilla blanca, o de color… pero siempre es una sorpresa saber lo que hay en el interior», prosigue Martha.
Otro elemento diferencial de esta tienda frente a otras tiendas de vajillas al uso es que el stock que tienen no es fijo, ya que todas las semanas abren palés y llegan nuevas piezas a los locales.
Así, a las tiendas de Martha llegan platos llanos, hondos, de postre que se venden a peso, además de piezas como bowls, tazas y ensaladeras que se venden por unidad. «La pieza más cara es una ensaladera gigante que cuesta 15 euros. Pero si quieres comprar una vajilla para cuatro comensales, puede costarte entre 30 o 35 euros. Comprando con este sistema, te puedes llevar a casa vajillas de gran calidad por hasta el 80% menos que si la compra se realizase directamente en la marca».
Al margen de las decenas de platos, jarras, copas, vasos o tazas, de las típicas piezas portuguesas con forma de hortaliza, en Las Vajillas de Martha también venden manteles de lino al peso, fabricados exprofeso para ellos, además de cristalerías que Martha compra directamente en la fábrica.