Se llama Francisco Mendoza Clavería, pescador aficionado que ha logrado capturar en el Ebro un impresionante ejemplar de siluro que mide 2,34 metros de longitud y pesa cerca de 80 kilos. Estas cifras indican que podría ser uno de los ejemplares más grandes jamás pescados en este río a su paso por la ciudad de Tudela, en Navarra.

Según relató Mendoza a Noticias de Navarra, inicialmente pensó que había atrapado un carpín de tamaño moderado. Sin embargo, pronto se percató de que el hilo seguía saliendo del carrete de forma constante, lo que le hizo darse cuenta de que había enganchado algo muy grande. Después de una lucha de más de una hora, finalmente logró sacar al siluro del río.

En 2015, el Gobierno de Navarra emitió una Orden Foral que estipula que los pescadores deben sacrificar los siluros que capturen en el río Ebro «en el momento de su pesaje». Esta medida se aplicó debido a que el siluro es considerado una especie exótica invasora.

El siluro es una especie introducida en el río Ebro procedente de los ríos Danubio y Volga en Europa central, a principios de la década de 1970 en el embalse de Mequinenza.

Este pez carece de depredadores naturales cuando alcanza la edad adulta. Además, debido a las cálidas temperaturas del agua y a la ausencia de control, la especie ha crecido de manera descontrolada, alterando el equilibrio ecológico del río Ebro. Se ha descubierto que los siluros pueden incluso atrapar palomas y ratas. Pueden vivir más de 80 años y, aunque su alimentación principal consiste en peces, también consumen cangrejos, patos, ranas y roedores.

Los siluros pueden llegar a medir hasta tres metros de largo y pesar 150 kilogramos, pero existen registros de ejemplares mucho más grandes, con informes históricos del siglo XVIII y XIX que hablan de siluros de hasta 375 kilogramos.