El panorama actual del sector inmobiliario plantea varios desafíos. Entre la escasez de oferta para compra y los exorbitantes precios de los alquileres, muchos encuentran prácticamente imposible independizarse, mudarse a una nueva ciudad por estudios o trabajo, o simplemente iniciar una vida por cuenta propia.

Y, si a ello le sumamos el endurecimiento de las condiciones para financiarse, marcado por el alza de los tipos de interés y el vertiginoso incremento del Euríbor, el panorama parece sombrío para quienes buscan un hogar.

Sin embargo, aún en medio de este escenario adverso, surgen oportunidades para quienes tienen un ojo atento y el deseo de invertir en una vivienda. Lugares con encanto, pisos y casas con características especiales, aparecen en el mercado a precios que, para algunos, pueden parecer casi irrisorios.

En este escenario, los bancos emergen como un salvavidas para quienes buscan opciones más asequibles. Estas entidades, en ocasiones, tienen en sus manos un vasto portafolio de inmuebles que, por diferentes razones, han dejado de ser rentables. Esta necesidad de desinversión genera oportunidades para potenciales compradores.

Lo más sorprendente es que algunas de estas viviendas tienen precios que arrancan desde los 2.800 euros, permitiendo la compra sin la necesidad de endeudarse con una hipoteca.

Por ejemplo, la oferta más económica del banco es un chalet adosado en Aragón, más concretamente en la localidad oscense de Lupiñén-Ortilla.

Pese a tratarse de un inmueble en ruinas, no visitable y que requiere una reforma integral, su bajo precio y la inclusión de una parcela adicional hacen que sea una opción tentadora para aquellos dispuestos a embarcarse en un proyecto de restauración.