Todos los días se escuchan recomendaciones para que el comercio tradicional sea capaz de competir con las grandes plataformas y las cadenas comerciales. Y siempre es la misma canción: hay que digitalizarse.


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Y sí, es cierto que si no estás en Internet es imposible ser atractivo para un número mucho mayor de gente. Tan sólo seguirás teniendo de clientela el mismo público de siempre que está en el entorno de tu tienda, y cada vez disminuye más por la alta oferta que existe.

Entonces, ¿sólo con digitalizarse se resuelven todos tus problemas? La verdad es que no pero sí, en un porcentaje amplio. Lo que si buscas es ser excelente en tu negocio para copar gran parte del mercado o ser tan novedoso que sólo se te conozca a ti (y no a tu competencia) hay algo más que puedes hacer.


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La clave del éxito para el pequeño comercio tradicional es digitalizarse pero siempre dando un valor añadido a tu cliente porque eres diferente. Sólo tú eres capaz de hacer algo que el resto no hace. Ahí está la clave: ser digital pero también ser diferente.

Es el ejemplo de cuatro comercios de proximidad de la ciudad de Zaragoza que vieron una oportunidad donde nadie estaba. Y desde entonces sus negocios se han disparado en volumen de ventas, son reconocidos por su competencia por ser los mejores y, lo más importante, atraen cada vez a más público que ni siquiera viven en el entorno de sus comercios.

Lo explica a la perfección Eva Muniesa de la frutería y verdulería ‘Arte a bocados’ con una frase: “Me gusta ser diferente al resto”. Su negocio se inició como tantos otros. Lo heredó de su padre quien tenía una frutería tradicional de barrio con un producto de calidad pero sin grandes dosis de innovación. “Tan sólo vendía fruta”, reconoce Eva.

Pero cuando cogió el testigo del negocio, explica que “junto a mi marido queríamos hacer cosas diferentes en la misma tienda de toda la vida. Zumos naturales, vasitos con fruta cortada, escudos con las cascaras de los equipos de fútbol, fruta con chocolates… Algo parecido al artisteo de la fruta”.

Dicho y hecho. Su negocio es un referente en la ciudad por ser innovadora a la hora de servir la venta de fruta y verdura. Pero lo que le ha hecho reconocible ha sido la adaptación a la digitalización: “desde que la pandemia hace que todo se vaya a la puñeta empezamos a tener pedidos por WhatsApp e incluso nos empezaron a pagar por Bizum. Y creé un grupo de difusión por mensaje para que supieran qué tenemos en la tienda. En una semana no paramos de hacer más de 25 entregas diarias a toda Zaragoza”, cuenta Eva.


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“En el año 2007 fuimos de las pocas pescaderías que contábamos ya con una agencia de comunicación que nos hizo todo para darnos a conocer muchísimo. Hasta la palabra ‘Pescalidad’ está patentada, por ejemplo. Y sólo tienes que entrar en la tienda o en la página web para ver que somos distintos a todos los pescaderos de España”. Así define su negocio Isaac Zoraquiain, de pescadería Zoraquiain.

“Ha surtido efecto la apuesta por la digitalización y hemos crecido todos los años un 20% anual en ventas. En pandemia hemos crecido más pero por la situación… pero porque todos han vendido más”, nos cuenta.

El ser un negocio completamente diferente, reconoce, es la profesionalidad diaria al ser una empresa familiar de segunda generación con un corte profesional que es de hace más de 100 años.

Otro de los pequeños comercios que está dando mucho que hablar en Zaragoza por su increíble diferenciación es La Huerta Clandestina, una tienda de alimentación de especializados. Su propietario, José Miguel Fuentes, explica que el local está destinado a ser una tienda de alimentación y de caprichos para el paladar.


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“Quería algo distinto. Y con una decoradora empezamos a darle un toque diferente a una tienda de pocos metros cuadrados para que fuera una experiencia diferente. Entras en la tienda y ves vinos de calidad, ensaimadas de Mallorca, caviar, huevos trufados, whisky japonés…”, cuenta.

En cuanto a las redes sociales, explica José Miguel que “desde el primer día me mentalice en estar en redes sociales y aposté por Instagram. Tenemos un alcance de 30.000 visualizaciones diarias de todo lo que publicamos y hasta me piden cosas por Instagram y vendo por ahí. Hago sorteos, envíos… todos los lunes hago un vídeo y se lo envío a mi lista de clientes por WhatsApp. Me pagan por Bizum, me piden por WhatsApp… ponemos todo tipo de facilidades”.

La ‘Boutique de la Carne’ es otro de los comercios tradicionales de Zaragoza que les distingue lo presencial pero también en ser pioneros en montar un mercadillo de producto fresco en Internet desde hace ya 14 años. Casi nada. “Somos una carnicería a la carta. Un poco atípica pero es lo que el cliente nos demanda”, cuenta Javier González, de ‘Boutique de la Carne’.


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“Mimamos mucho la carne para que sea de primera de calidad. Visualmente hicimos una reforma del comercio muy moderna para ser más atractivos. Tenemos un mostrador casi auto servicio donde el cliente puede coger lo que quiera”, detalla sobre su negocio. E, incluso, son tan atípicos que tienen una máquina de cortar jamón automática o una picadora refrigerada para que en ningún momento la temperatura rompa la cadena de frío.

*Nota del editor: El objetivo de este reportaje en colaboración con Mercazaragoza es dar un apoyo al comercio detallista aragonés para que apueste por la digitalización.