La transición ecológica se está afrontando desde dos perspectivas clave: la mitigación (por la que estamos haciendo poco) y la adaptación. Esta última es, precisamente, la que motiva que nuestras casas estén cambiando para siempre, con tendencias como la bioconstrucción. Descubre cómo serán las innovadoras viviendas del futuro. 

Una tendencia que nace antes de lo que crees

Imagínate, por un momento, un inmueble de estilo minimalista y que refleja el concepto de Passivhaus (casa pasiva). ¿Verdad que inspira un aire contemporáneo? Lo cierto es que podemos considerarlo así hace cierto punto. El estándar eficiente en las viviendas surgió hace más de cien años, y es algo que pocos saben. 

Hablamos de una idea que surgió en los años veinte del siglo pasado como respuesta a la necesidad de integrar las construcciones en su entorno. La preocupación de la época era reducir el consumo de energía en el sector residencial. ¿No te suena de algo? Habrá pasado bastante tiempo, pero estamos exactamente igual. 

La bioconstrucción en cuatro características clave

La bioconstrucción aborda la edificación de manera respetuosa con seres vivos y el entorno, adoptando un enfoque arquitectónico sostenible. Su objetivo es integrar el edificio con su entorno, minimizando impactos ambientales, sobre todo, en los ecosistemas naturales como las zonas de litoral, las de bosque o las de montaña. 

Cuando hablamos de esta concepción sostenible, conviene destacar la consideración del destino final desde la concepción del proyecto. Lo cierto es que no es solo un modo de plantear edificios, sino también un estilo de vida que está centrado en respetar al medioambiente y volver a «humanizar» nuestras urbanizaciones. 

Pero ¿cuáles son las características de la bioconstrucción? Queremos ponerlas de relieve en cuatro puntos esenciales: 

-Busca la simbiosis con los elementos naturales del entorno, replicando y utilizando materiales obtenidos de árboles, entornos rocosos y del mar, como el cemento con algas, por ejemplo

-Procura que los habitantes del edificio mantengan un buen nivel de vida, sin contacto con compuestos químicos agresivos (como el defenestrado amianto). 

-En lugar de centrarse en minimizar el consumo de recursos naturales, busca que su uso sea mesurado, responsable, y siempre de aquellos que sean renovables. 

-Intenta conceder importancia y dejar espacio a los medios de generación limpios, como la energía fotovoltaica o la solar térmica. 

¿Un regreso a lo tradicional? La madera como material de construcción

La madera ha tenido una evolución muy dispar en la sociedad con el paso de los años. De ser considerada un recurso intocable, ha pasado a conformar la base de la bioconstrucción. Queremos abordar el eterno debate: ¿es o no un material renovable? Lo cierto es que sí, siempre y cuando se invierta en una constante y correcta reforestación. 

Empresas del sector están comenzando a incorporarla prestando atención a cuáles son las especies que mejor se recuperan, las que producen una corteza más densa y las que no están en peligro de extinción. Igualmente, incorporan otros como la paja o el corcho, con técnicas innovadoras que garantizan el respeto al medioambiente y a los ecosistemas. 

Las casas prefabricadas fueron punteras en este sentido, aunque ahora se habla también de urbanizaciones completas levantadas con este material. La idea es cumplir el objetivo de la Unión Europea de lograr la neutralidad climática en el sector residencial para el año 2050. ¿Qué te parece? Quizá lo veas ambicioso, pero es la necesidad que tenemos. 

Está claro que la bioconstrucción ha llegado en el momento perfecto para desarrollar el concepto de viviendas del futuro. Un retorno a materiales como la madera, junto con la búsqueda de eficiencia energética, son los dos pilares que nos van a permitir vivir como se supone que deberíamos estar haciéndolo en pleno siglo XXI.