«Incertidumbre». Esta palabra que se repite en todos los foros en los últimos tiempos respecto a la economía no aplica al transporte marítimo de mercancías. De hecho, todo ha vuelto a su ser mucho más rápido de lo previsto y, en este contexto, en 2024 Zaragoza puede hacer valer una de sus grandes fortalezas como centro clave en el transporte.

Como explica Óscar Calvo, director general de la compañía transitaria aragonesa JCV Shipping, «desde septiembre de 2022, cuando se alcanzaron los precios máximos históricos, el transporte marítimo internacional ha ido bajando y hoy estamos en niveles igual o incluso más baratos que antes de la pandemia, algo que algunos gurús decían que tardaríamos años en volver a ver».

La empresa, que desde este año está habilitada como recinto aduanero, opera desde Plaza en un mercado, el del transporte marítimo, que es clave para que Zaragoza siga ganando volumen logístico. Y el viento sopla a favor: si bien los precios del transporte terrestre siguen elevados, el hecho de que las navieras hayan adquirido nuevos barcos y la oferta a día de hoy sea muy superior a la demanda, hace que los precios sean muy competitivos, en un mercado «muy sensible a estos desajustes», señala el especialista.

«Se están recuperando mercados que se habían perdido, como el del sector químico», apunta Calvo. El transporte marítimo es especialmente atractivo para aquellos productos cuyo valor añadido no es muy alto y mueven grandes volúmenes. «Las navieras no están muy boyantes y vigilan mucho más los costes, incrementando tiempos de tránsito, evitando determinados puertos y bajando la velocidad de los barcos», detalla.

LAS GRANDES BAZAS DE ZARAGOZA

Y en esta situación, ¿en qué lugar está Zaragoza? «Es atractiva por estar conectada a los puertos nacionales y contar con empresas logísticas que pueden ofrecer estos servicios», explica el director de JCV Shipping.

Pero, además, los próximos meses va a traer cambios de los que la capital aragonesa puede sacar partido. Desde el 1 de enero de 2024 se aplica en la Unión Europea el recargo Emission Trading System (ETS) a las compañías navieras, lo que supondrá un coste extra. Asimismo, está la necesidad de las grandes empresas de tener la huella de carbono controlada, cuyo cálculo se realiza desde el punto de entrega hasta el de destino.

Respecto a esto último, «la ventaja diferencial de Zaragoza es el enlace ferroviario a los puertos», desvela Calvo. El hecho de que no haya transporte por carretera puede reducir la huella de carbono de las compañías. «Además los trenes van a ser más largos», añade el máximo responsable de JCV Shipping.

Por otra parte, está el ecosistema que se ha creado en la capital aragonesa, que genera competitividad y permite a las compañías un mayor abanico de posibilidades que otros puntos de la geografía española. «Las compañías no vienen a Zaragoza solo porque haya suelo, sino por las empresas logísticas que pueden dar el servicio que requieren», señala.