El devastador incendio que consumió un edificio en el barrio del Campanar en Valencia, dejando un saldo trágico de al menos nueve víctimas, ha dado un giro inesperado en la investigación. Inicialmente, se creía que el material inflamable que contribuyó a la rápida propagación de las llamas era poliuretano, utilizado comúnmente como aislante en las fachadas. Sin embargo, tras un examen más detallado de los restos por parte de los bomberos y peritos, se ha confirmado que el material implicado era, en realidad, lana de roca.

Este hallazgo sorprende, dado que la lana de roca, a diferencia del poliuretano, es un material inorgánico derivado de roca volcánica como la basáltica y se considera no contribuyente a la propagación del fuego. Su empleo en la construcción es extenso, valorado tanto por sus capacidades de aislamiento térmico como acústico, siendo una elección popular en la edificación de viviendas nuevas y en el aislamiento de elementos externos como fachadas y cubiertas.

La confusión inicial sobre la naturaleza del material aislante pone de manifiesto la complejidad de determinar las causas exactas detrás de la rápida expansión del incendio. La vicepresidenta del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Valencia, Esther Puchades, inicialmente señaló al poliuretano como el posible culpable, mientras que un día después del siniestro, Vicente Terol, presidente del Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Valencia (COAT Valencia), rectificó, indicando que el aislante era de hecho lana de roca.

La comunidad técnica y de construcción, representada por el COAATZ (Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Zaragoza) hace un llamado a la prudencia y a la espera los resultados de las investigaciones finales.

Este cambio de percepción sobre el material involucrado en la catástrofe subraya la importancia de llevar a cabo investigaciones minuciosas y basadas en evidencias concretas antes de llegar a conclusiones definitivas. Además, plantea preguntas sobre los factores que podrían haber contribuido al descontrol del incendio, más allá de la composición de los materiales de construcción.

El incidente también resalta la necesidad de revisar y potencialmente actualizar las normativas de seguridad contra incendios, especialmente en lo que respecta a los materiales de construcción utilizados en edificaciones residenciales.

A medida que la ciudad de Valencia llora las pérdidas humanas y busca respuestas, este giro en la investigación podría influir en futuras políticas y prácticas de construcción, con el objetivo de evitar tragedias similares.