La decisión de la FIFA de suspender provisionalmente a Luis Rubiales por un periodo de 90 días ha conllevado la suspensión de su sueldo, la privación de su coche oficial y la inhabilitación para acceder a los privilegios que solía disfrutar como presidente de la Federación Española de Fútbol.

Así lo determinó el Comité de Presidentes Territoriales de la RFEF en su reunión del pasado lunes, reflejándolo en su comunicado, donde se mencionaron los «protocolos internos» que se implementarían como «consecuencia de la suspensión».

Desde el sábado pasado y durante al menos 90 días, Rubiales no recibirá la parte proporcional de su sueldo anual de 371.000 euros (netos) como presidente de la RFEF ni de los 250.000 euros que percibía de la UEFA. La Comisión Disciplinaria de la FIFA detalló que está prohibido de participar en «cualquier actividad relacionada con el fútbol a nivel nacional e internacional», equivalente a una suspensión de empleo y salario.

Además, la Federación dejará de otorgarle el complemento de 3.000 euros mensuales destinado a gastos de alquiler de vivienda, una asignación polémica debido a que Rubiales tenía su residencia en Madrid desde 2019, y se le impedirá hacer uso de su coche y chófer oficial. La última vez que empleó estos servicios fue para asistir a la Asamblea el pasado viernes.

Asimismo, Rubiales deberá devolver todos los dispositivos electrónicos financiados por la Federación en virtud de su cargo como presidente. Esto engloba computadoras personales, tablets y teléfonos móviles. El periódico británico Daily Mail informa que la FIFA tiene la intención de aplicar la sanción máxima a Rubiales, una inhabilitación de 15 años, con el objetivo de establecer un ejemplo ejemplarizante.