Los dos agentes de Policía Nacional de paisano identificaban entrada la tarde a un hombre, fugitivo de la justicia. Al tratar de identificarlo y detenerlo una turba trató de impedirlo hasta el punto que el conductor de un vehículo, al salir de su aparcamiento, estuvo a punto de atropellar a un agente.

«Yo creo que esto es más que una falta de respeto. Se hizo una resistencia activa en primer lugar y posteriormente emplearon la intimidación física», explican desde fuentes sindicales de Policía Nacional y Policía Local. El SUP, Sindicato Unificado de Policía, hacía referencia en redes sociales a esta situación dando gracias a la rápida respuesta policial que apoyó a los dos agentes de paisano que se estaban viendo rodeados.

Una furgoneta de los UAPO, y varias dotaciones de Policía Local apoyaron a los agentes de Policía Nacional, además de otros vehículos con más agentes. Una situación tensa que estuvo a punto de derivar en un problema mayor. «Si no hubiera habido respuesta con presencia policial suficiente, hubieran agredido a los compañeros», explican las mismas fuentes sindicales.

El SUP hace hincapié en la efectividad de dotaciones policiales en puntos fijos para que las respuestas a situaciones como ésta sean más inmediatas. Sin embargo, estas «faltas de respeto» e intimidaciones a los agentes, insisten desde sindicatos, que solo están haciendo su trabajo, son pequeñas gotas que van colmando el vaso.

La agresión a un Policía Nacional en Zaragoza y estando fuera de servicio tras una discusión de tráfico o la brutal paliza que recibió un Inspector de Policía al pedir a un hombre que se pusiese la mascarilla en un autobús urbano cuando todavía era obligatorio, marcaron un punto de inflexión en una profesión que, en horas de trabajo, está acostumbrada a este tipo de situaciones pero que ve, por desgracia, que han ido en aumento.

Meses después dos agentes de Policía Local también vivieron una tensa situación con un joven de 19 años que estaba provocando problemas a la salida de una discoteca. En aquella situación, las agentes de seguridad nocturna, tras intentar tranquilizar al presunto agresor, fueron víctimas de una violencia inusitada.

Una de ellas acabó en el suelo recibiendo patadas y puñetazos e intentando proteger su arma ya que el joven intentó arrebatársela. Aquella madrugada otros dos policías tuvieron que ser atendidos por diversos golpes y contusiones.

Hace menos de un año, otro hombre de 39 años ingresaba en prisión tras agredir a varios policías.

HASTA 4 AÑOS POR ATENTADO

«Son casos muy concretos, pero no dejan de ser preocupantes; sobre todo porque se van repitiendo en el tiempo», explican desde sindicatos policiales.

En algunos casos, como en el del Inspector agredido en el autobús o el del policía fuera de servicio en plena calle en Zaragoza, la violencia inusitada de los golpes les ha dejado de baja durante casi un año.  Ambos agentes tienen secuelas con las que con seguridad tendrán que lidiar de por vida.

El tipo básico del delito de atentado contra la autoridad es sancionado con pena de prisión de uno a cuatro años. Además, se aplica una multa de entre tres y seis meses, esto es para los casos que el atentado se cometa contra autoridad.