Sucedió a la altura del peaje de Gallur. Un agente de la Guardia Civil del puesto de Borja que se encontraba fuera de servicio circulaba con su vehículo cuando escuchó un golpe fuerte no muy lejos de donde se encontraba,

Eran las dos de la tarde y no había muchos vehículos circulando. Lo que si observó fue que el conductor de un turismo se había quedado atrapado en su interior y había perdido la capacidad de moverse al estar herido tras el choque.

El guardia reconstruyó rápidamente la secuencia de los hechos gracias a su experiencia viendo que el turismo se podía haber saltado una señalización de stop y, como consecuencia de ello, había chocado con un camión de gran tonelaje que pasaba justo por la carretera N-122.

Tras llamar a sus compañeros del destacamento de tráfico, decidió no esperar a que llegasen y, tras ponerse un chaleco amarillo para darse visibilidad, se acercó al vehículo accidentado y auxilió al conductor que seguía atrapado en su interior sin poder moverse. Allí también se encontraba una mujer, en el asiento del copiloto, que permanecía inerte.

Mientras asistía al herido, todavía sin la presencia en el lugar de agentes de la Guardia Civil de Tráfico y de emergencias sanitarias, a quienes también había llamado se dio cuenta de que el tráfico aumentaba y podría producirse un nuevo accidente si la zona no estaba debidamente señalizada.

Dejó al herido con una mujer que se acercó al vehículo y dijo ser enfermera, y mientras buscó un lugar desde el que pudiese regular el tráfico para evitar despistes y colisiones secundarias.

ASEGURAR EL ATERRIZAJE DEL HELICÓPTERO

El guardia fuera de servicio corría por la zona intentando evitar consecuencias desastrosas y que se produjesen más víctimas, mientras veía como se acercaba el helicóptero del 112 para asistir al herido y hacerse cargo de él, ya que podía encontrarse en una situación de gravedad que requería una asistencia rápida y un traslado a un centro hospitalario en la capital aragonesa.

La enfermera voluntaria seguía manteniendo consciente al herido mientras este Guardia Civil, protagonista de esta historia, buscaba un lugar con cierta amplitud y seguridad para que el equipo que viajaba en el helicóptero de emergencias aterrizase sin tener que asumir demasiados riesgos.

El guardia de Borja actuó con rapidez, ya que todavía no tenía el apoyo de sus compañeros de tráfico y consiguió coordinarse con el helicóptero para ofrecerle la seguridad del descenso. Los sanitarios salieron rápidamente para atender a una de las dos víctimas que parecía más grave, la mujer que iba de copiloto.

Ella, que estaba desorientada y sangraba por el oído, fue trasladada en el helicóptero, mientras que el conductor del vehículo y el del camión, este último herido leve, eran trasladados en ambulancia a centros hospitalarios de Zaragoza.

Tanto los sanitarios y el piloto del helicóptero, así como los compañeros de tráfico agradecieron al guardia fuera de servicio su rápida reacción ya que sin ese apoyo la situación podría haberse complicado, así como la salud de las víctimas del accidente.