Es más que evidente el éxito más que contrastado de la XXXI edición del Monegros Desert Festival, al que se calcula han acudido más de 45.000 personas. Sin embargo conviene hablar una tendencia que ya se ve en los grandes eventos.


Nada tiene que ver con la organización del mismo, su poder de convocatoria o la tendencia musical al alza del evento. Los cerca de 400 agentes de la Guardia Civil de diferentes unidades que han garantizado la seguridad durante algo más de 24 horas han notado algo que está sucediendo permanentemente.
Armas, drogas, drones no autorizados, peleas, lo habitual, dicen fuentes cercanas a la seguridad del evento, pero lo que va cambiando es la aptitud de aquellas personas a las que ‘cazan’ delinquiendo.


«Hay una explícita mala educación y es cierto que el principio de autoridad para con los agentes del orden público se está perdiendo», explican estas mismas fuentes consultadas por HOY ARAGÓN. «La manera de dirigirse verbalmente, el no dudar en agredir o forcejear , incluso el amenazar con denunciarnos ante cualquier requerimiento», añaden. Una tensión añadida a la que han tenido que hacer frente tanto los guardias civiles desplegados para dar seguridad al evento, como los miembros de la empresa de seguridad privada contratada.


Oficialmente, la Guardia Civil hacía un balance positivo del dispositivo de seguridad, teniendo en cuenta que los datos son elevados pero no ha habido ninguna incidencia de consideración más allá de los esperado. Sin embargo, el trabajo de vigilancia se ha hecho bajo una tensión añadida. «Ha habido agresiones a miembros de seguridad y a guardias pero no detenciones por ello. No hay una tipología delictiva que recoja lo que estamos explicando pero si empieza a ser un problema», dicen.


«No es normal que se enfrenten a un guardia porque se le va a identificar en un filtro, que identifiques a alguien por un problema que da y se revuelvan y te agarren. El que les incautes la droga que llevan y te digan que te van a denunciar¨… Lo que está pasando ahora mismo en España pero reducido a los metros cuadrados de un evento musical», argumentan las fuentes consultadas por este periódico digital.


FIESTAS ‘PARALELAS’ EN EL EXPERIOR DEL RECINTO


Otra de las realidades con las que tiene que enfrentarse las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en este tipo de eventos es con aquellos que no tienen entrada para el mismo pero acuden y montan lo que se conoce como fiesta paralela, aprovechando que pueden escuchar la música también desde fuera. «Es difícil porque tienes que dar seguridad dentro y también debes proteger a los que acuden sin entrada. Estas fiestas son más desorganizadas, donde hay un consumo más incontrolado y desorganizado», cuentan.


Hablamos de una de las mayores fiestas de Europa con una gran asistencia de público del extranjero que además, por las fechas en las que se celebra, no se libra de las olas de calor. Este fin de semana se han alcanzado temperaturas en la zona que han llegado a superar los 40 grados centígrados.
A pesar de estos inconvenientes, el balance no ha sido negativo, teniendo en cuenta que casi 50.000 asistentes se han congregado en cerca de 60.000 metros cuadrados. Un reto para la seguridad que cada año tiene que superarse, a pesar de que cada vez, según cuentan, se lo ponen más difícil.