El juicio que comenzó el 18 de julio de este año en Chile ha culminado con una condena histórica contra el anarquista Francisco Solar y su expareja, Mónica Caballero. Ambos han sido condenados a penas de 86 años y 12 años de cárcel, respectivamente, por su involucramiento en una serie de ataques con explosivos en Santiago, dirigidos contra un exministro y varios policías entre 2019 y 2020, así como por el delito de homicidio frustrado.

Esta decisión judicial responde a los incidentes en los que dos explosivos fueron enviados en encomiendas a través de correos a una comisaría de Carabineros y a las oficinas de Rodrigo Hinzpeter, exministro del Interior durante la primera administración de Sebastián Piñera (2010-2014). Mientras el segundo explosivo fue interceptado por Carabineros evitando su detonación, el primero explotó y resultó en cinco carabineros heridos.

Además, se investigó la colocación de dos bombas en un edificio de Vitacura, uno de los barrios más acomodados de la capital chilena. En declaraciones a fines de 2021, Solar admitió su responsabilidad en los hechos, manifestando su intención de vengarse de figuras asociadas a la represión y al poder empresarial, particularmente de Hinzpeter.

La condena a Solar y Caballero, acusados también de colocar un explosivo en 2013 en la Basílica del Pilar de Zaragoza, España, refleja la severidad del sistema de justicia penal chileno en casos de este calibre. El fiscal regional de la Fiscalía Metropolitana Sur, Héctor Barros, expresó su satisfacción con la sentencia, señalando la efectividad del sistema de persecución penal y la imposición de penas extremadamente altas para este tipo de delitos.

Según el juez, ambos cumplirán sus condenas en prisión, aunque se tomará en cuenta el tiempo ya pasado en prisión preventiva. Esta sentencia marca un precedente en Chile sobre la gravedad de las consecuencias legales en casos de terrorismo y violencia política.