«La prueba clave no tiene la calidad suficiente y al hombre no se le ve desorientado como para ir drogado». Es parte de la conclusión del juez del caso de la ‘croqueta envenenada’ en el que Marta L. intentó en 2022 presuntamente envenenar a su ex pareja con algún psicotrópico inyectado en una croqueta.

La presunta víctima no quería comer pero al final accedió a probar una croqueta. Estuvieron en el local hasta las once de la noche y después, según siempre las investigaciones relativas al caso, ella le acompañó a él a su casa. En este trayecto se hicieron varias transacciones de la cuenta del hombre por valor de 27.000 euros.

En este auto, adelantado por Heraldo de Aragón, el juez habla de imágenes homologables a las que daban los televisores en los años 50, aludiendo a la baja calidad. La pareja, según la investigación, había quedado en noviembre del año pasado en un bar de Torrero para discutir asuntos relativos a su divorcio.

Al día siguiente, Juan Carlos G. acudió a una comisaría de Policía Nacional para denunciar que le habían sustraído dinero, que no recordaba nada desde que salió del bar.

LA VÍCTIMA GUARDA SILENCIO

Tras meses de investigación, la Policía Nacional detenía a la mujer al entender que en las imágenes captadas en el interior del bar se veía como ella manipulaba la croqueta que después se comería él mientras estaba en el baño.

El juez considera que, según el informe forense, para tener una intoxicación de psicotrópico, la croqueta debía de tener una gran cantidad del mismo. La víctima dijo que se comió la croqueta y «sabía muy mal», momento en el que el juez le preguntó por qué seguía comiendo y él respondió que no le gustaba dejar nada en el plato.

Los forenses de la acusación explicaron que el sedante podría haberse inyectado en la croqueta, pero el juez no lo ve claro. La víctima, con la que HOY ARAGÓN se ha puesto en contacto, ha declinado la posibilidad de hablar porque dice literalmente tras conocer el archivo del caso que «no quiere hacer ningún tipo de declaración».