El verano es una época en la que disfrutamos de actividades al aire libre, viajes y momentos de ocio. Sin embargo, también es un periodo en el que aumentan los accidentes y contratiempos, y uno de los problemas más comunes es la rotura de los teléfonos móviles. Según estadísticas recientes, aproximadamente 1 de cada 3 móviles se rompen durante el verano. ¿Pero por qué ocurre esto?

Durante el verano, solemos llevar nuestros teléfonos móviles a la playa, piscinas, excursiones y otras actividades al aire libre. Estas situaciones aumentan las posibilidades de que los dispositivos se mojen, caigan al agua, se golpeen o sufran daños por el calor y la arena.

A su vez, es común relajarnos y descuidar la protección de nuestros teléfonos. No siempre utilizamos fundas o protectores adecuados que los resguarden de posibles golpes o caídas. Además, podemos dejarlos expuestos al sol directo, lo que puede causar daños en la batería y el rendimiento del dispositivo. Durante el verano, muchas personas practican deportes o actividades de riesgo como senderismo, escalada, ciclismo, entre otros. Estas actividades aumentan la posibilidad de que los teléfonos sufran caídas, impactos o daños por el entorno en el que se desarrollan.

Los cambios bruscos de temperatura es otro factor a tener en cuenta. El verano se caracteriza por altas temperaturas, pero también puede haber cambios bruscos de temperatura cuando entramos en lugares climatizados o salimos de ellos. Estos cambios pueden generar condensación en el interior del teléfono y dañar sus componentes.

Para evitar la rotura de los teléfonos móviles en verano, es importante tomar precauciones y seguir algunas recomendaciones:

Utilizar fundas y protectores resistentes y adecuados para el entorno en el que nos encontramos; evitar exponer los teléfonos al agua, arena, calor directo y a ambientes húmedos; guardar los dispositivos en bolsas impermeables o estancas cuando estemos cerca de piscinas, playas o durante actividades acuáticas; no dejar los teléfonos expuestos a la luz solar directa durante largos períodos de tiempo; mantener los teléfonos alejados de productos químicos, cremas solares o cualquier sustancia que pueda dañar su superficie o componentes; y evitar llevar los teléfonos en bolsillos traseros o en lugares donde puedan caerse fácilmente.