En un descubrimiento que ha desconcertado a la comunidad científica, un equipo de astrónomos ha rastreado un asteroide cercano a la Tierra con características que sugieren un origen lunar. El asteroide, denominado Kamo’oalewa, ha sido objeto de estudio por investigadores de la Universidad de Arizona y la Universidad Tsinghua en Beijing, quienes publicaron sus hallazgos en la prestigiosa revista Nature Astronomy.

UN HALLAZGO SIN PRECEDENTES

Yifei Jiao, académico visitante en el Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona y estudiante de doctorado en la Universidad Tsinghua, comentó sobre la singularidad de este descubrimiento. «Es la primera vez que los astrónomos rastrean una roca celeste con estas características», afirmó Jiao, subrayando la importancia del hallazgo en la comprensión de los cuerpos cercanos a la Tierra y su origen.

Por su parte, Erik Asphaug, profesor del laboratorio de la Universidad de Arizona y coautor del estudio, expresó la sorpresa inicial de la comunidad científica. «Esto fue una sorpresa, y muchos se mostraron escépticos de que pudiera provenir de la Luna», dijo Asphaug en un comunicado.

EL ESLABÓN PERDIDO

Durante décadas, los científicos han estudiado rocas recolectadas por astronautas en la superficie lunar y meteoritos lunares que han llegado a la Tierra. Asphaug explicó que Kamo’oalewa representa un «eslabón perdido» que conecta ambos tipos de muestras. «Durante 50 años hemos estado estudiando rocas recolectadas por astronautas en la superficie de la Luna, así como cientos de pequeños meteoritos lunares que fueron expulsados ​​aleatoriamente por impactos de asteroides de toda la Luna y terminaron en la Tierra. Kamo’oalewa es una especie de eslabón perdido que conecta a ambos», añadió.

ORIGEN DEL ASTEROIDE

Según el estudio publicado el pasado 19 de abril, la mayoría de los asteroides cercanos a la Tierra se originan en el cinturón de asteroides principal, ubicado entre las órbitas de Marte y Júpiter. Sin embargo, la nueva investigación sugiere que Kamo’oalewa provino del cráter Giordano Bruno, situado en el lado oculto de la Luna, el hemisferio que no es visible desde la Tierra. Esta teoría desafiaba las hipótesis tradicionales sobre la procedencia de estos cuerpos celestes y abre nuevas líneas de investigación sobre los mecanismos que podrían haber permitido su formación y escape de la superficie lunar.

CARACTERÍSTICAS DEL ASTEROIDE

Kamo’oalewa mide entre 46 y 58 metros de diámetro, aproximadamente la mitad del tamaño del London Eye. Su órbita lo lleva a acercarse hasta 14,5 millones de kilómetros de la Tierra, convirtiéndolo en un asteroide potencialmente peligroso. Su monitoreo es crucial para los astrónomos, ya que cualquier desviación en su trayectoria podría representar un riesgo significativo para nuestro planeta.

Jiao destacó que, aunque la mayoría de los escombros lunares habrían impactado la Tierra como meteoritos en menos de un millón de años, algunos objetos afortunados, como Kamo’oalewa, pueden sobrevivir en órbitas solcéntricas (alrededor del Sol) como asteroides cercanos a la Tierra. Estos objetos, aún por descubrir o identificar, ofrecen una ventana única para estudiar los procesos dinámicos que rigen nuestro sistema solar.

IMPLICACIONES DEL DESCUBRIMIENTO

El hallazgo de Kamo’oalewa tiene importantes implicaciones para nuestra comprensión del cosmos. Al ser un asteroide que probablemente proviene de la Luna, nos proporciona información única sobre los materiales y los procesos que han moldeado tanto la superficie lunar como los cuerpos cercanos a la Tierra. Además, este descubrimiento subraya la complejidad de las interacciones entre los cuerpos del sistema solar y la necesidad de desarrollar tecnologías avanzadas para monitorear y estudiar estos objetos.

UNA VISTAZO AL FUTURO

El descubrimiento de Kamo’oalewa no solo amplía nuestra comprensión del origen de los asteroides cercanos a la Tierra, sino que también resalta la necesidad de seguir explorando y monitoreando estos cuerpos celestes. Con avances continuos en tecnología y colaboración internacional, los astrónomos están cada vez más cerca de desentrañar los misterios de nuestro vecindario cósmico, asegurando que estemos mejor preparados para cualquier eventualidad en el futuro.