En el remoto archipiélago de Svalbard, situado entre Noruega y el Polo Norte, se despliega un mundo donde la realidad parece fusionarse con la leyenda. Conocido también como la Isla de los Inmortales, este lugar desafía la cotidianidad con su noche perpetua de cuatro meses y las majestuosas auroras boreales que adornan su cielo. Pero Svalbard no solo cautiva por sus fenómenos naturales; es también su peculiar conjunto de leyes lo que le otorga un aura de misticismo y singularidad.

SVALBARD: PROHIBIDO MORIRSE… ¿POR QUÉ?

Según relata la meteoróloga y física Mar Gómez, desde 1950 existe una ley en Svalbard que prohíbe morir en la isla. Esta normativa, lejos de ser una caprichosa prohibición, tiene sus raíces en la práctica y en la preocupación sanitaria.

Dada la condición de permafrost del suelo, un cuerpo enterrado no se descompone de manera habitual, lo que podría conllevar riesgos de propagación de enfermedades. Por ello, en caso de fallecimiento, los cuerpos son trasladados al continente noruego para su descanso final.

Además de la prohibición de morir, Svalbard impone otras normas igualmente inusuales. Entre ellas se encuentra la prohibición de tener gatos como mascotas, una medida destinada a proteger la biodiversidad local, especialmente a las aves endémicas del Ártico, de los instintos depredadores de estos felinos.

Las peculiaridades legislativas de Svalbard no terminan ahí. El archipiélago también restringe el lugar de nacimiento de sus futuros habitantes. Dado que el hospital más cercano se encuentra al otro lado del mar y los partos en casa presentan riesgos significativos, las futuras madres deben trasladarse a Noruega semanas antes del parto. Esta medida, aunque drástica, subraya la importancia de la seguridad y el bienestar tanto de las madres como de los neonatos.

La convivencia con la naturaleza salvaje de Svalbard conlleva también la necesidad de medidas de seguridad excepcionales. La presencia de osos polares, por ejemplo, ha llevado a la comunidad a permitir el porte de armas para defensa personal fuera del hogar, aunque con la condición de dejarlas fuera al entrar en lugares públicos como tiendas.

Finalmente, la regulación del consumo de alcohol mediante un sistema de cartillas mensuales evidencia un esfuerzo por parte de las autoridades para mantener el equilibrio social y prevenir problemas de alcoholismo, reflejando la adaptación de las políticas públicas a las condiciones extremas de la vida en el Ártico.

Svalbard es, sin duda, un lugar de contrastes y curiosidades donde las leyes se entrelazan con la supervivencia y la protección del medio ambiente, y se percibe cómo las comunidades humanas se adaptan y establecen normas para coexistir de manera sostenible en uno de los entornos más desafiantes del planeta.